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sábado, 27 de junio de 2015

DOS ENSAYOS RELACIONADOS CON LA HISTORIA RELIGIOSA CATÓLICA DE CABUDARE

Breve presentación
                        La presente publicación contiene en primer lugar el resumen que elaboró el suscrito del interesante estudio biográfico que sobre el Doctor Ramón Ignacio de la Barta (1761-1839), autoría del escritor Pedro Pérez Perazzo en 1959.
            Este religioso arzobispo de Caracas fue la autoridad que visitó a Cabudare en 1835 a bendecir el templo San Juan Bautista. Transcendental acto religioso del que ahora celebramos el 180 aniversario. Tradicionalmente se ha destacado que el acto de bendición de la sagrada casa de oración cabudareña ocurrió el 24 de junio de 1835. Así lo han destacado entre otros autores Hermano Nectario María en un ensayo que publicó en 1944 sin embargo existe la duda si el acto ocurrió fue a mediados de julio de ese año, por cuanto así se puede inferir en fuente documentales inéditas existentes en el Archivo Arquidiocesano de Caracas. Lo cierto es que para agosto de 1835 la misma jerarquía religiosa de Caracas firmó fuentes primarias correspondientes al oratorio-capilla de Santa Bárbara de esta ciudad larense.
II

            El otro ensayo es autoría de la doctora Yolanda Aris, correspondiente a una aproximación biográfica del sacerdote cabudareño Doctor José Antonio Ponte Sancinenca (1832-1883), VI arzobispo de Caracas I Venezuela, además de escritor, periodista y particular maestro, en diversas instituciones venezolanas. Por aplaudible iniciativa del Padre Juan Bautista Briceño, actual párroco de nuestro templo se fundó el centro de educación inicial adscrito a esta parroquia, el cual tiene al Doctor Ponte Sancinenca como epónimo. De esta manera diariamente prosigue en su condición de faro de sabiduría, enseñando para la eternidad a las nuevas generaciones locales, sirviendo de sempiterna luz para el permanente encuentro con el conocimiento y la palabra divina.


Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del municipio Palavecino, junio 2015





“El arzobispo de Caracas, Doctor Méndez, es además un valiente.
Con nosotros hizo la guerra de los llanos
 y la Patria le debe grandes servicios.
Tiene convicciones y erudiciones teológicas”.
Libertador Simón Bolívar Palacios




NOTA BIOGRAFICA DEL OBISPO RAMON IGNACIO MENDEZ DE LA BARTA

Nació en Barinas, el 31 de mayo de 1771, aunque otro de sus biógrafos anota que abrazó el mundo terrenal en 1773 o 1775. En esta ciudad llanera realizó estudios iniciales. Destacan varios historiadores que desde un principio mostro interés  por las obras escritas referentes a temas religiosos e igualmente con contenido de la literatura e historia.
            
         Aunque se desconoce la fecha exacta de su primera residencia en Mérida con el objetivo preciso de proseguir estudios religiosos, lo cierto es que todavía la ciudad andina carecía de una institución que le permitiera formarse como sacerdote. Por esta razón expone el historiador Roberto Picón Parra, el joven llanero en 1790 se traslada a Caracas y logra ingresar al Seminario de Santa Rosa de Lima, progresivamente obtendrá diversos grados académicos, casa de bachiller, Licenciatura en Filosofía, Teología, Derecho Canónico.
            
          En otras palabras su formación profesional fue titánica, es decir para 1797 ya había obtenido las órdenes mayores de presbiterado, se había ordenado de sacerdote y obviamente parte de los títulos universitarios. Trascurrido el tiempo, el 12 de mayo de 1799 las autoridades universitarias le conceden su DOCTORADO EN CANONES y en la segunda quincena de octubre de 1800 un nuevo grado incrementa su hoja de servicio, recibe el DOCTORADO EN DERECHO CIVIL. En el epílogo. De estas notas se destaca su labor como educador, que realizó tanto en Mérida como en Caracas

SU IDENTIFICACIÓN CON LA EMANCIPACIÓN VENEZOLANA

            Llama la atención que desde los días aurorales del proceso de independencia nacional el Prelado Méndez de la  Barta se integró al sueño  posible de la independencia frente a España. En consecuencia ve con satisfacción los acontecimientos del 19 de abril de 1810, mientras que al año siguiente la Junta de Gobierno de Barinas lo designa Diputado por Guasdualito ante el Congreso Constituyente de 1811 en reemplazo del sacerdote Juan José Mendoza, que por motivo de fuerza mayor le fue imposible participar en esa instancia legislativa.
            
         Transcurrido varios años su actuación se mantuvo palpitante en numerosos congresos republicanos, incluso como Senador, siempre en defensa de los ideales del padre de la patria, así hasta 1826 cuando en el seno del Congreso se enfrentó personalmente al Senador Diego Gómez quien defendió de manera acalorada una serie de contenidos de un proyecto de ley totalmente contrarios a los legítimos derechos de la iglesia, especialmente la edad aceptada para difundir la sagrada palabra por parte de determinados ministro del culto. La situación alcanzó niveles inesperados y el padre barines se fue a golpes con el referido senador. A raíz de este percance fue expulsado del Congreso venezolano.
                                          
También participo en enfrentamiento militares, nuestro personaje como se indicó anteriormente defiende las ideas republicanas más allá del escenario legislativo. En este sentido cuando todavía no se había logrado la emancipación nacional, bajo la orden del general José Antonio Páez Herrera participo en acciones militares importantes ocurridas entre los años 1816 y 1817, por ejemplo las recordadas batallas del Yagual, Arichuna, y San Fernando de Apure.

PRELADO MENDEZ DE LA BARTA, ARZOBISPO DE CARACAS, DOS DESTIERROS Y FINALMENTE SU FALLECIMIENTO

            En 1823 se había empezado que este religioso barines sería designado como futuro arzobispo de caracas, en reemplazo de Monseñor Narciso Coll y Prat, este último había sido transferido del cargo, por el Pontífices Pio VII  sin embargo seria el Papa León XII quien nombraría a Méndez de la Barta en esta jerarquía eclesiástica. El proceso se inició formalmente el 21 de mayo de 1827 y el 11 de mayo del año siguiente se ejecutó esta disposición de Roma.

Sin embargo surgieron las contradicciones entre la autoridad religiosa y el gobierno nacional por una serie de contenidos de la Carta Magna de 1830, con los cuales no estaría de acuerdo mencionado prelado, a su juicio esos aspectos afectaban los derechos de la Santa Iglesia. Además no debe olvidarse que en el fondo estaban latentes diferencias significativas entre la máxima autoridad ejecutiva nacional y el referido arzobispo. La situación fue permanente e intolerable, en consecuencia el 21 de noviembre del referido año el ministro del culto fue expulsado del país, a los dos días siguientes la embarcación lo llevaría hasta curazao.

Estaría fuera del país hasta el 21 de mayo de 1832, fecha en la cual regresa a Venezuela permaneciendo por un lapso de apenas 4 años, ya que prosiguieron los litigios con las instancias ejecutivas e incluso legislativas por diversas opiniones correspondientes por la Ley de Patronato que limitaba a la iglesia Católica en una serie de preceptos, al igual que en la oportunidad anterior el problema alcanzó niveles inaceptables por el arzobispo lo que conlleva lamentablemente a la segundo y definitiva salida de Venezuela de la respetada autoridad eclesiástica quien sale de Venezuela por la misma vía de curazao y finalmente a la vecina República de Colombia donde fallece en la comunidad de La Villeta el 3 de noviembre de 1836. Así perdió Venezuela uno de sus admirados hijos, la iglesia católica aun notable defensor y difusor mientras que el ideal bolivariano un incondicional estudioso y seguidor del padre de la patria. En 1942 sus restos fueron trasladados hasta el Panteón Nacional en la ciudad de caracas.

Nota: Restaría agregar que el arzobispo Méndez de la Barta por varios años fue rector del Seminario de San Buenaventura de Mérida y en esta institución religiosa conoció al joven trujillano José Miguel Pimentel I Bravo, el mismo a quien Cabudare le debe la construcción inicial de su templo matriz San Juan Bautista, todavía sin el campanario, por cierto anota el Hermano Nectario María que en 1835 dada la amistad entre el sacerdote Pimentel I Bravo y el prelado barines, seria invitado a bendecir nuestra principal casa de la fe religiosa católica de nuestro pueblo. Se infiere de este acontecimiento celebraremos en el presente año el ciento ochenta aniversario de la bendición del sagrado templo. Lo última nota obviamente no está contenida en la obra original.

Resumen del ensayo: Ramón Ignacio Méndez (1761 - 1839). Ediciones de la Fundación Mendoza. Caracas, 1959. 64p. Autor Pedro Pérez Perazzo.

Resumen realizado por Taylor Rodríguez García
Cabudare, Junio del 2015


Fuente: Autor, FERNADEZ PACHECO, doctor Néstor. Perfiles. p.289.







   
MONSEÑOR   DOCTOR  JOSÉ   ANTONIO   PONTE SANCINENCA.
LABOR   EDUCATIVA.

Familia y Formación

Nació en Cabudare el 16 de junio de 1832, se graduó de Doctor en Teología y se ordenó de sacerdote. Murió a los 51 años de un ataque cerebral el 6 de noviembre de 1883, después de dedicar 29 años al sacerdocio.

Perteneció a una de las primeras familias que se establecieron en Cabudare en el siglo XVIII.  Era nieto de Don Juan de Ponte que vivió 81 años,  nació en Canarias el 27 de junio de 1764 y murió en Cabudare en 1834.

Fueron sus padres: Juan de Dios Ponte (1813-1894) y Encarnación Sancinenca.  Su padre fue abogado, Juez, Diputado,  Senador y Gobernador de la Provincia de Venezuela (1837-1841) y nació en Cabudare el 11 de septiembre de 1813 y murió en Barquisimeto en 1894. Vivió 70 años. La familia Ponte eran parientes cercanos del Libertador Simón Bolívar.

José Antonio Ponte vivió en Cabudare hasta los nueve años, como señala Mac.Pherson  “… en medio de bien cultivadas haciendas de caña y café…”  (p. 426), y destruida por el terremoto de 1812. Tuvo como maestro de primeras enseñanzas a Rito Valero que regentaba la única escuela pública en esa población,  luego fue enviado a estudiar al Colegio de Carora con el Fray Ildefonso Aguinagalde durante 3 años, quien seguramente influye en su decisión de ser sacerdote.

El Cura José Miguel Pimentel lo bautiza el 23 de junio en la Iglesia Parroquial de Cabudare, siendo sus padrinos Juan de Dios Ponte y María del Rosario Ponte. (Mac.Pherson p. 426.)

En 1845, a  los trece años cursó estudios de bachillerato en Caracas en el Seminario Tridentino, fundado en 1698 como resultado del Concilio de Trento (1545-1563) para enfrentar al movimiento protestante del siglo XVI  y que, entre otros aspectos, concluyó con la necesidad de instalar seminarios para la formación de sacerdotes. Continuó allí estudios de Teología graduándose de Doctor el 10 de octubre de 1854 y el 23 de diciembre de 1855, a los 22 años y con autorización del Papa, por ser menor de la edad requerida, se ordenó como sacerdote.

Actividades Religiosas, políticas y Educativas

En 1855 se produce una grave epidemia de cólera en Caracas y José Antonio Ponte se dedicó, como señala Mac.Pherson:  “…a la asistencia de los infelices pacientes, dispensándoles todo género de ausilios, consolándoles en los sufrimientos y en los últimos estertores de su agonía…”. (p. 427)

Comienza en ese momento un largo peregrinaje donde realizará su principal vocación: servir a Dios; pero que sabrá combinar con la actividad política y la educativa.  Estuvo en Cabudare, Carora, Caracas, El Tocuyo, Duaca, Valencia, Roma,  Santo Domingo y Puerto Rico.

En 1855 el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira le asigna el vicerrectorado del Seminario Tridentino de Caracas y fue nombrado Teniente Cura de la Catedral de esa ciudad. Al año siguiente fue designado maestro de ceremonia de la Iglesia Metropolitana.

A mediados de 1857 por motivos de salud fue traslado  como Cura Interino a la Iglesia de la Concepción de El Tocuyo.  Allí se encargó de la construcción de la torre de esa Iglesia y se ocupó de otra de sus pasiones, la instrucción pública, convirtiendo la casa parroquial en un gran centro educativo.  Dio clases  en el Colegio Nacional donde era director el Doctor Egidio Antonio Montesinos. (Sosa Saa. p. 97.)

Es importante destacar que con el Real Patronato, o derecho de los reyes sobre la iglesia, los reyes de España el 20 de mayo de 1503, ordenaron que junto a la iglesia en cada población,  se construyera una casa para que el capellán enseñara a leer, escribir y las nociones fundamentales de la fe católica. Esta medida llevó a que un gran número de sacerdotes se dedicara también a la enseñanza en escuelas particulares.

Lograda la independencia de Venezuela del dominio colonial español y  su desmembramiento de la Gran Colombia en 1830, la organización de la nueva nación conllevó a múltiples dificultades de todo tipo. El país tenía una economía en crisis, aunada a la deuda contraída para la adquisición de armas durante la guerra de independencia, y una lucha entre diferentes grupos por el poder;  que originaron: múltiples conflictos armados entre los militares herederos de la independencia, y la alternancia presidencial de los grupos conservadores y liberales. Podría decirse que ambos grupos eran de ideas  liberales pero con tendencias conservadoras los primeros y reformadoras los segundos.

La economía se sustentaba en la exportación de café y cacao y la ganadería se veía afectada por las guerras civiles que se abastecían con ella. El funcionamiento de la economía y la sociedad estaban supeditadas al factor político que se debatía en constantes “revoluciones”,  a las cuales se destinaban cuantiosos recursos del Estado para enfrentarlas; lo que generaba continuos cambios de gobierno y una deficiente administración pública.

El grupo conservador liderizado por José Antonio Páez se mantuvo en el poder desde 1830 hasta 1848, incluso él mismo detentó la presidencia en dos oportunidades en ese período: 1830-1835 y 1839-1843. 

En 1840 surge el Partido Liberal al fundarse el periódico El Venezolano dirigido por Antonio Leocadio Guzmán, y el 24 de enero de 1848 se produce una lucha entre conservadores y liberales en el Congreso con saldo de varios muertos entre ellos, Santos Michelena y varios heridos. Con este acontecimiento los conservadores pierden el poder y el gobierno liberal lo detentará durante los diez años siguientes,  alternándose la presidencia José Tadeo Monagas  (1847-1851 y 1855-1859) y José Gregorio Monagas (1851-1855),  y el 1º de marzo de 1858, la “Revolución de Marzo”  dirigida por Julián Castro  derrocó la hegemonía de este partido político.

Julián Castro convoca a elecciones para realizar una convención nacional, con la participación de los grupos conservadores y liberales, que se efectuó en Valencia el 5 de julio de 1858, presidida por Fermín Toro con el propósito de elaborar una nueva constitución y además, nombró a Julián Castro como Presidente de la República. 

José Antonio Ponte, quien tenía 26 años de edad,  fue electo Diputado por la Provincia de Barquisimeto y asistió a la Convención de Valencia. Allí estuvo  defendiendo los derechos de la Iglesia como el gran orador que era. Representaba al grupo conservador, ya que los liberales propugnaban con mayor fuerza, un movimiento laicista que planteaba la supeditación de la iglesia frente al Estado.

Finalizadas las discusiones y aprobada la nueva constitución en enero de 1859, José Antonio Ponte regresó a El Tocuyo, pero enfermó y  fue trasladado a Duaca, donde también estuvo poco tiempo debido a su enfermedad.

El 20 de febrero de 1859 inicia la Guerra Federal bajo la dirección de Ezequiel Zamora hasta 1860 cuando murió y Juan Crisóstomo Falcón tomó el liderazgo. El 1 de agosto de 1859 Julián Castro fue derrocado, asume la presidencia Manuel Felipe Tovar y Pedro Gual la Vicepresidencia, pero en 1861, con un alzamiento militar, José Antonio Páez retoma el poder.

Luego de firmado el Convenio de Coche el 22 de marzo de 1863, que puso fin a la Guerra Federal, a la hegemonía política de los conservadores y de José Antonio Páez; el 18 de marzo de 1865 se proclama a Juan Crisóstomo Falcón, Presidente de Venezuela y a su cuñado Antonio Guzmán Blanco,  Vicepresidente.

José Antonio Ponte en 1864, por problemas de salud había sido devuelto a Valencia, donde además de ejercer el ministerio religioso se dedicó a la enseñanza, se encarga del vicerrectorado del Colegio Nacional de Carabobo, donde dictaba clases de Filosofía, Historia y latín  hasta 1868,  cuando fue clausurado por la situación política que vivía el país.  Colaboró también con el Pbro. Dr.  José Antonio Uzcátegui que había fundado en 1864 el colegio El Carmelo, que debido al abandono de la educación durante la Guerra Federal, la institución “…tuvo mucho auge…” (p. 97. Sosa Saa).

El 3 de Junio de 1868, la fusión entre liberales y conservadores desencadena en  la Revolución Azul, Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco abandonan el país y el octogenario  José Tadeo Monagas toma el poder nuevamente,  muere al año siguiente y su sobrino José Ruperto Monagas asume la presidencia.

En 1869, José Antonio Ponte es nombrado Senador por Carabobo  y se traslada a Caracas. Dedicándose a trabajar también como Profesor de la Universidad Central y del Seminario Tridentino. 

El 4 de septiembre de 1869, acompañó como secretario privado, al Arzobispo Silvestre Guevara y Lira  a las conferencias del vigésimo Concilio Ecuménico Vaticano en Roma, convocado por Pio IX,  el 8 de diciembre de 1869. Esta actividad  tenía como finalidad reafirmar la autoridad y primacía papal (infalibilidad) y el Syllabus realizado en 1864 que condenaba el liberalismo, el materialismo y el racionalismo. La división de los Arzobispos en relación a esos temas condujo a que un grupo de ellos se retiraran el 18 de julio de 1870. Finalmente fue interrumpida por la Guerra Franco-Prusiana y la invasión y toma de Roma por el ejército italiano  en septiembre de 1870. (Presumimos que el Arzobispo Guevara y Lira perteneció al grupo que se retiró del Concilio)
José Antonio Ponte escribió 12 cartas dirigidas a diferentes sacerdotes en Venezuela  que fueron publicadas en el periódico La Opinión y en un Libro dedicado a su persona. Allí señalaba el impacto que le había causado conocer personalmente la historia y cultura clásica europea y la nostalgia por su tierra natal.

En  julio de 1870  regresa a Caracas y siguió dictando clases de Teología Moral en el Seminario Tridentino y poco después junto con el Dr. Carlos Pérez Calvo fundó en Caracas el Colegio de la Ascención, del cual Alberto Smith, quien fuese rector de la Universidad Central de Venezuela y Ministro de Educación, destaca como uno de sus egresados. (Educadores venezolanos p. 113) 

El 14 de febrero de 1870, Antonio Guzmán Blanco había desembarcado en Coro,  y llega a Caracas el 27 de abril liderando la Revolución de Abril y tomando el poder, con lo que se da inicio a 14 años de gobierno directo y personal, hasta 1897 cuando muere en Paris. Fragmentado este gobierno en el septenio (1870-1877), quinquenio (1879-1884)  y aclamación (1888-1890) y  con influencia en los gobernantes de turno: Francisco Linares Alcántara (1877-1879) y Joaquín Crespo (1884-1888).

Conflicto  Estado - Iglesia

La historiografía señala un conflicto entre el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira y el Presidente Antonio Guzmán Blanco. El arzobispo se negó a celebrar un Te Deum, es decir, una ceremonia religiosa de acción de gracias para exaltar el triunfo militar de Guzmán Blanco, ya que el religioso le había pedido como condición para ello, que el gobierno triunfante proclamara una amnistía general contra los partidarios del partido conservador derrotado, a lo que Guzmán no accedió.

Esta situación conllevó a la expulsión del Arzobispo Silvestre Guevara y Lira, mediante la resolución de  “Extrañamiento  del Territorio de la República” del 28 de septiembre de 1870, es decir no cumplir con la ley de patronato de 1824, que señalaba la autoridad del gobierno sobre la Iglesia.  Guevara y Lira  había sido designado en ese cargo por Bula de Pio IX, el 27 de septiembre de 1852.  
 
Sin embargo, Guzmán Blanco, líder de la Guerra Federal y de formación universitaria  e hijo de Antonio Leocadio Guzmán se propuso un proyecto nacional de corte liberal para modernizar el país, organizar el Estado nacional y dinamizar la economía apegado a la visión liberal predominante para la época.  Permite la inversión extranjera capitalista, principalmente de Inglaterra, Francia, Alemania y  progresivamente Estados Unidos para la reactivación de la economía. Esto permitió que el sector más poderoso fuese el comercial y prestamista, que se enriqueció en detrimento del agropecuario y favoreció el surgimiento de la burguesía.

Comienza entonces, Guzmán Blanco la instauración del sistema liberal, que plantea en su doctrina, la libertad de cultos, libertad de educación y modernización de la nación. Este ideario liberal rompe con la visión conservadora y religiosa de la educación por la científica, evolucionista, de progreso y liberal. De allí,  una serie de medidas que pondrá en práctica: la primera fue el 27 de junio de 1870, cuando se dicta el Decreto de Instrucción Pública, Gratuita y Obligatoria elaborado por Martín Sanabria, ya que Guzmán Blanco consideraba: “…en las repúblicas democráticas la educación universal del pueblo, es condición para el ejercicio responsable de los derechos y deberes, y, por lo mismo, para la vitalidad de las instituciones republicanas…”  (Carrera Damas  .p. 10), ya que, ello permitía el acatamiento del nuevo orden social.

En relación a la Iglesia, además de la expulsión del Arzobispo Guevara y Lira, desterrará a una gran cantidad de religiosos de todos los niveles y tomará una serie de medidas, progresivamente, donde el Estado asumirá el control que tenía la Iglesia.  Entre ellas: Cierre de los seminarios con decreto del 7 de septiembre de 1872; eliminación de las fuentes de ingreso económico de la Iglesia como las primicias (colaboración por ceremonias) en 1873; extinción de los conventos, colegios y comunidades religiosas el 5 de mayo de 1874;  expropiación de los bienes eclesiásticos y su traslado al sector público, principalmente hacia la universidad Central (3 de octubre de 1874) y a los Colegios Nacionales ( 31 de octubre de 1876); eliminación del fuero religioso y privilegios eclesiásticos; elimina la religión del pensum de estudios.  Así mismo, establece el matrimonio civil, y crea los registros civiles para controlar el registro de nacimientos, matrimonios y defunciones; primero se debía cumplir con la formalidad civil,  y decretó la secularización de los cementerios.

El 27 de marzo de 1874, mediante el decreto 1876, declara a la Iglesia de la Santísima Trinidad de Caracas (construida con el apoyo económico de la familia de José Antonio Ponte) como Panteón Nacional para acoger los restos de los héroes civiles y militares de la patria.

Los Presbíteros Doctores Miguel Antonio Baralt y José Antonio Ponte viajaron a Santo Domingo en  1873 y le plantearon al Nuncio de su Santidad, Fray Roque Cocchia,  la situación en Venezuela  y  la ausencia de un Arzobispo  desde 1870.

El 3 de junio de 1873 Guzmán Blanco, con el decreto 1849, decide declarar vacante el arzobispado violando los derechos de Guevara y Lira y propone al presbítero Dr. Miguel Antonio Baralt  para ocupar ese cargo,  pero Baralt no aceptó, por lo que es expulsado. Propone entonces a Monseñor José Manuel Arroyo, pero el Papa no lo permitió.

El 21 de marzo de 1874 fue desterrado José Antonio Ponte junto a otros religiosos y fue a Puerto Rico, allí fue asignado al Curato de la Villa de Lares, donde nuevamente enfermó y su hermana logró que Antonio Guzmán Blanco le permitiera regresar.

La Santa sede designa a Monseñor Roque Cocchia para resolver el problema,  quien logra que el 17 de mayo de 1876,  renuncie el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira después de 22 años de ejercicio, para permitir el nombramiento de un nuevo Arzobispo,  y  le propone a Guzmán Blanco, al Presbítero José Antonio Ponte para el cargo, quien lo aceptó y fue consagrado a la Iglesia de San Francisco en Caracas el 30 de noviembre de 1876.  Permaneció 7 años como Arzobispo hasta su muerte en 1883.

 José Antonio Ponte  siguiendo los acuerdos del Concilio de Trento, que establecía la creación de Seminarios para la formación de sacerdotes, y a pesar del cierre de estas instituciones, logra que Antonio Guzmán Blanco  le autorice a  establecer una  Escuela Episcopal que era un seminario disimulado, que aparece como escuela de San Antonio, la cual dio una importante cantidad de sacerdotes y constituye uno de sus más importantes aportes a nivel educativo como Arzobispo.  Ramón Pompilio Oropeza figura entre uno de los educadores que dicto clases allí. (Educadores Venezolanos. p. 100)

Debe destacarse que otros sacerdotes como: Monseñor Jesús M. Jáuregui con el Colegio sagrado Corazón de Jesús en La Grita, y Juan Pablo Wohnsiedler con el Colegio San Agustín en Barquisimeto, habían logrado evadir la disposición del cierre de seminarios, y en colegios privados de manera solapada, formaron religiosos.

José Antonio Ponte fue el sexto Arzobispo de Venezuela (1876-1883), el primero fue el Dr. Francisco de Ibarra en 1803, cuando la Bula del Papa Pio VII crea el Arzobispado de Caracas; el segundo fue el Dr. Narciso Coll y Pratt en 1810; el tercero el Dr. Ramón Ignacio Méndez en 1827; el cuarto el Dr.  Ignacio Fernández Peña en 1842 y el quinto el Dr. Silvestre Guevara Lira en 1853.
Emulando al Obispo Mariano Martí en 1772, José Antonio Ponte realizó visitas pastorales a varias regiones de Venezuela desde 1887 hasta 1883.

El aporte más importante de José Antonio Ponte lo constituye,  el hecho de poder resolver gradualmente las desavenencias entre Iglesia Católica y Estado como Señala Sosa Saa: “Su obra fue pues, obra de reconstrucción, de armonía i de gloria, obra magna, la cual merecerá siempre las bendiciones i las alabanzas de todos los que de verdad amen la religión i la patria.”  (p. 195) y continua: “La misión del Iltmo. señor Ponte estaba trazada de antemano por los acontecimientos. El debía poner sus talentos, sus virtudes i su prestigio al servicio del gran pensamiento de restablecer sólidamente la armonía entre la Iglesia i el Estado” (p.138) “…sirvió como medio de pacificación y armonía entre el poder civil y el eclesiástico….”

Con José Antonio Ponte terminó y desapareció toda desavenencia del Ilustre Americano y la Curia Romana y volvió la tranquilidad, logrando se relajara la presión anti-eclesiástica, a pesar de la puesta en práctica de los principios de la filosofía liberal junto a las ideas de la ilustración y el positivismo, con repercusiones en todas las instancias de la vida del país y del mundo. 

Estas ideas conllevan a una sociedad que busca avanzar hacia el progreso afianzada en la ciencia y en un modelo del liberalismo, dejando atrás las explicaciones religiosas y debilitando el poder que la iglesia católica había mantenido hasta entonces. Este es el contexto mundial y nacional en que se va a desenvolver y en el que tiene que mediar José Antonio Ponte.

Muchas de las medidas tomadas en contra de la iglesia durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco fueron derogadas durante los gobiernos de Juan Pablo Rojas Paúl y Juan Vicente Gómez, restableciéndose lentamente el accionar de la Iglesia católica, lográndose el ingreso de diferentes congregaciones a partir de 1890, que se dedicaron fundamentalmente a la educación.

Indudablemente, la preocupación por la educación del pueblo, conllevó a que donde quiera que José Antonio Ponte fuese ubicado para el ejercicio del ministerio religioso, allí fundaba una escuela, por lo que debe ser reconocido y valorado como uno de los individuos preocupados y ocupados en esta labor.

                Autora: doctora Yolanda Aris
                Cabudare, junio de 2015




Fuentes Consultadas

Fundación Polar.  Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, 

Mac.Pherson, Telasco A. Diccionario del Estado Lara. Histórico, Geográfico, Estadístico y Biográfico. Tercera Edición. Biblioteca de Autores Larenses. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas, 1981.  558 p.

Silva Falcón, Willinger. Anuario Biográfico del Estado Lara. Cámara de Comercio. Barquisimeto, 1999. 130 p.

Silva Uzcátegui. Enciclopedia Larense. Tomo I. Caracas, 1969. 505 p.

Sosa Saa, José Tomás. Ilustrísimo Señor Doctor José Antonio Ponte. VI Arzobispo de Caracas i Venezuela. Imprenta Gutenberg. Caracas, 1929. 206.  p.

Carrera Damas, Germán. Formulación Definitiva del Proyecto Nacional: 1870 – 1900. Cuadernos Lagoven. Serie Cuatro Repúblicas. Caracas, 1988. 129 p.

Sambrano Urdaneta, Oscar. (Coordinador). Educadores Venezolanos. MENEVEN, Caracas, 1981. 201 p.



                                                                                                         
  

Sosa Saa, José Tomás. Ilustrísimo Señor Doctor José Antonio Ponte. VI Arzobispo de Caracas i Venezuela. Imprenta Gutenberg. Caracas, 1929.


domingo, 7 de junio de 2015

PERFIL ECONOMICO DEL DISTRITO PALAVICINI EN 1941

      El historiador Curarigüeño Rafael Domingo Silva Uzcátegui, publicó en 1941 su obra enciclopedia Larense, geografía, historia, cultura y lenguaje del estado Lara, hasta 1981 habían salido a la luz  pública tres ediciones de importante obra historiográfica. No es un error identificar esta entidad local con el nombre de distrito Palavicini en 1941, ya desde el 14 de septiembre de 1936 hasta el 24 de enero de 1945 la pretérita Asamblea Legislativa del estado Lara le asignó esta denominación, que fue ejecutada el 6 de febrero de este último año. Este distrito modificó su nombre por el de Palavecino ya que a juicio de varios humanistas era lo correcto al escribir el apellido del héroe epónimo, en consecuencia la evolución en el tiempo de la identificación distrital es la siguiente: Cabudare, Palavicini, Palavecino.

II

         En relación a la demografía de este distrito considerando el VII censo de la República de Venezuela fechado en 1941, el estado Lara registró un total de: 332.975 habitantes de las cuales 162.456 eran varones y 170.519 hembras, nuestro distrito era el menos poblado con apenas 13.456 moradores, cifra que representaba el 4,04% de esta entidad federal del occidente venezolano. En Palavicini 6.886 correspondían a varones y 6.570 a hembras.

            De acuerdo a esta misma fuente oficial este universo de nuestro distrito estaba distribuido por municipios de la siguiente manera:

Municipios:
Nº de habitantes:
Hembras:
Varones:
Cabudare
4.746
2.272
2.474
Rastrojos
2.870
1.443
1.427
Sarare
5.840
2.855
2.985


En cuanto al perfil económico de cada uno de los municipios Silva Uzcátegui destaca lo siguiente: 

            Municipio Cabudare:  

Señala que en términos geofísicos está dividido en dos zonas, una llana donde ocupa lugar de importancia el cultivo de la caña de azúcar que satisface las demandas del riego con aguas aportadas por el río Turbio y otras por nacientes de la misma localidad, por ejemplo las unidades de producción de Tarabana y Agua Viva. Señala el escritor tomase en esta primera zona que él también denomina baja se observan terrenos de secano que únicamente se utilizan para la cría de vacuno y caprino.

La otra zona el autor la identifica como alta, ubicada en la serranía, se cosecha café… “se cultiva también en pequeña escala maíz, leguminosas y tuberculosas... posee partes destinadas  a la cría de ganado vacuno y una rica porción con bosques que contienen madera de construcción de ebanistería, platas medicinales y tintóreas, etc.” (1).

El historiador reitera lo que ya había destacado al principio de este capítulo, su nostalgia por la reciente etapa de bonanza que experimentó la economía local cuando en las unidades de producción se destilaban centenares de botellas de aguardiente, situación venida a menos como consecuencia de las limitaciones oficiales, exigencias de altos impuestos y las medidas legales respectivas, el destino fue la elaboración de papelón, actividad económica que no reportará los mismos ingresos que la destilación de aguardiente “… porque deja una utilidad monetaria muchísimo menor”.. (2).

             Municipio Rastrojos:

        En términos de su geografía física, dividida en zonas, el autor informa  que es similar al municipio Cabudare, en consecuencia su uso también son afines, advirtiendo que una gran área de la zona alta sólo favorece la actividad pecuaria. Menciona una singularidad productiva local referida a la elaboración de losas en comunidad de La Piedad, que en el pasado reciente, agrega el suscrito tenían amplia demanda en plazas mercantiles del occidente y llanos venezolanos.

            Municipio Sarare:

Se precisa que no se utilizan plenamente áreas de tierras fértiles, que además poseen recursos de aguas abundantes… “En la parte de serranías hay haciendas de café. Se cultivan también cereales y legumbres de secano. Hay también buenos potreros con ganado vacuno, posee, además, una zona de bosques, con madera de construcción y ebanistería” (3).

En futuros artículos correspondientes al análisis de los censos agropecuarios de 1937 y 1950 se realizarán anotaciones sobre el perfil económico de este distrito larense en el trascurso de la primera mitad del siglo XX.

Citas:

(1)    SILVA UZCATEGUI, Rafael Domingo. Enciclopedia larense. Tomo I. p.214
(2)    Ibídem. 209
(3)    Ibídem. 216


Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del Municipio Palavecino

Cabudare, segundo trimestre de 2015