Con evidente nostalgia en los años aurorales de la cuarta década del
siglo XX, el historiador Rafael Domingo Silva Uzcátegui comentó que
aproximadamente en 1905 y el resto de este período por lo menos hasta 1910, en
la mayoría de las unidades de producción destinadas al cultivo de cañamelar en
el entonces distrito Cabudare se conocía que existía una significativa
destilación de aguardiente de caña, subproducto que tenía demanda segura en
plazas mercantiles del centro de nuestro país
Ciertamente en el amanecer del siglo XX se destilaban en el distrito
Cabudare 960.000 botellas de aguardiente de caña, información que el suscrito
localizó en repositorios nacionales y confronta con el registro elaborado por
el historiador curarigüeño, datos que obviamente son correctos, ya que en la
propia hacienda Agua Viva patrimonio de su familia para 1905 aportaba 64.000
botellas anuales, mientras que en la hacienda Santa Rita se destilaban 80.000
botellas. ¿Cuáles fueron las causas para que mermara considerablemente la
elaboración de esta producción?. El mismo científico social autor de la obra
Enciclopedia Larense expone que en el transcurrir del tiempo la legislación
correspondiente a la producción de alcoholes conllevaría a la disminución por
supuesto en el marco muchas veces de arbitrariedades de persecución y otros
actos violentos, además durante alguna administración en el ejecutivo estadal
posterior a 1930 se prohibió la comercialización de aguardiente de caña y cocuy
de penca en comunidades vecinas en diversas haciendas del distrito Cabudare con
el firme objetivo de evitar el exagerado consumo que generaba frecuentes
enfrentamientos y heridos en el seno de la población rural.
Epílogo:
Como se explicará en el próximo artículo, para 1941 la producción de
aguardiente de caña se desenvolvía en una etapa crítica, prácticamente a punto
de extinguirse, así se infiere por las advertencias de Silva Uzcátegui, no
logrando ser remplazada por la elaboración de papelón, generando trastornos
irreversibles a la economía local.
El extinto humanista larense don Lino Coronel Fernández recordaba
que en la primera mitad del siglo XX se utilizaba el aguardiente de caña en la
elaboración de algunas recetas de la economía criolla, también era empleado
como medicamento para fricciones, dolores musculares, mientras que en las
vecinas comarcas trujillanas era muy común utilizarlo como antiséptico de las
patas del gallo de pelea y quizás el baño general del cuerpo del animal.
Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del Municipio Palavecino
Cabudare, segundo trimestre de 2015