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domingo, 31 de mayo de 2015

ELABORACIÓN DE AGUARDIENTE DE CAÑA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

        Con evidente nostalgia en los años aurorales de la cuarta década del siglo XX, el historiador Rafael Domingo Silva Uzcátegui comentó que aproximadamente en 1905 y el resto de este período por lo menos hasta 1910, en la mayoría de las unidades de producción destinadas al cultivo de cañamelar en el entonces distrito Cabudare se conocía que existía una significativa destilación de aguardiente de caña, subproducto que tenía demanda segura en plazas mercantiles del centro de nuestro país 

          Ciertamente en el amanecer del siglo XX se destilaban en el distrito Cabudare 960.000 botellas de aguardiente de caña, información que el suscrito localizó en repositorios nacionales y confronta con el registro elaborado por el historiador curarigüeño, datos que obviamente son correctos, ya que en la propia hacienda Agua Viva patrimonio de su familia para 1905 aportaba 64.000 botellas anuales, mientras que en la hacienda Santa Rita se destilaban 80.000 botellas. ¿Cuáles fueron las causas para que mermara considerablemente la elaboración de esta producción?. El mismo científico social autor de la obra Enciclopedia Larense expone que en el transcurrir del tiempo la legislación correspondiente a la producción de alcoholes conllevaría a la disminución por supuesto en el marco muchas veces de arbitrariedades de persecución y otros actos violentos, además durante alguna administración en el ejecutivo estadal posterior a 1930 se prohibió la comercialización de aguardiente de caña y cocuy de penca en comunidades vecinas en diversas haciendas del distrito Cabudare con el firme objetivo de evitar el exagerado consumo que generaba frecuentes enfrentamientos y heridos en el seno de la población rural.

           Epílogo:

          Como se explicará en el próximo artículo, para 1941 la producción de aguardiente de caña se desenvolvía en una etapa crítica, prácticamente a punto de extinguirse, así se infiere por las advertencias de Silva Uzcátegui, no logrando ser remplazada por la elaboración de papelón, generando trastornos irreversibles a la economía local.  

           El extinto humanista larense don Lino Coronel Fernández recordaba que en la primera mitad del siglo XX se utilizaba el aguardiente de caña en la elaboración de algunas recetas de la economía criolla, también era empleado como medicamento para fricciones, dolores musculares, mientras que en las vecinas comarcas trujillanas era muy común utilizarlo como antiséptico de las patas del gallo de pelea y quizás el baño general del cuerpo del animal.

Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del Municipio Palavecino

Cabudare, segundo trimestre de 2015

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