Otra noble maestra que laboró en la
comarca cabudareña por muchos años, desde las últimas décadas del siglo XIX,
muy joven todavía sin contraer nupcias.
El humanista torrense Silva
Uzcátegui, ya citado, igualmente registra su nombre como una de las educadoras
vitalicias, con profunda e indiscutible vocación de servicio, laborando en
modestos centros enseñanzas en los pueblos de la otra banda del Turbio.
Se desconoce hasta ahora su lugar de
nacimiento, quizás su cuna correspondió a Barquisimeto, Cabudare o Sarare. En
este último centro poblado estuvo dedicada a la actividad magisterial en la
escuela municipal de niñas. Primero como interina posiblemente, luego como
maestra titular, percibiendo un salario mensual de 24 venezolanos.
Para 1871 la unidad monetaria
identificada con el nombre de…”venezolano de plata con peso de 25 g (gramos) y ley 900,
(era)…equivalente a Bs. 5…” (1). Subrayado en el original.
Podemos anotar que a la educadora
Petra S: Mujica posiblemente se le cancelaba por su labor docente el
equivalente Bs. 5…” (2). Subrayado en el original.
Podemos anotar que a la educadora Petra S: Mujica
posiblemente se le cancelaba por su labor docente un equivalente a Bs. 120
mensuales. Siempre y cuando le fuera pagado en venezolanos de plata. Para mayo
de 1880 su sueldo mensual alcanzaba la cifra de 140 bolívares. Véase anexo C.
Para la séptima década del siglo XIX ejercían como educadores
en el entonces Distrito Cabudare, además de la señorita Petra S; Mujica, los
siguientes preceptores: Andrés M; Verde, Ignacio M; Castillo, Juan Bautista
García de León, Juan de Dios Meleán y María R; Ponte.
Casi todos estos educadores recibían
un sueldo mensual común al cancelado a la señorita Mujica. Excepción los
ciudadanos Verde y Castillo que percibían 16 venezolanos cada uno. La cantidad
mensual mayor correspondía al connotado maestro Juan de Dios Meleán, 40
venezolanos, un estimado de 200 bolívares. Cumplía labores de enseñanzas en la Escuela Federal de Varones de
Cabudare. Institución que en el devenir del tiempo posiblemente se convirtió en
el Grupo Escolar Dr. Ezequiel Bujanda
Hernández, con esta eponimia desde septiembre de 1936, en años previos
en fuentes inéditas la identifican como Escuela Federal Nº 16.
I
Luego de su ejercicio académico en
Sarare la maestra Mujica fijó residencia en Cabudare, en esta comunidad
continuaría en la sencilla y profunda actividad de educadora, responsable de la
enseñanza de un grupo de treinta niñas que cotidianamente recibían sus palabras
repletas de cariño y sabiduría, contribuyendo a formarlas integralmente con su
propio ejemplo de ciudadana digna, virtuosa, responsable, constante y
solidaria.
En la lista de sus discípulas
resaltan apellidos de pretéritas raíces en Cabudare, pertenecientes a las
familias Bernal y Meleán, otros apellidos se arraigaron en Sarare, casos de los
Cárdenas y Viacaba.
Llama la atención el apellido de una
niña de posible cuna en la vecina población de Acarigua, que para finales del
siglo XIX se había extendido hasta Sarare, la párvula YOLANDA CAMPINS.
Igualmente requiere particular
comentario los apellidos de dos infantas de indiscutible parentesco europeo,
las alumnas RITA PATRIZZI y ANNY O’CALLANGHAN. La primera pertenecía a una
familia italiana que fijó su morada en
Los Rastrojos en las postrimerías del siglo XIX, estableciendo una unidad
comercial al detal. La niña O’ Callanghan integraban una familia con origen en
Irlanda del Norte, en esa nación nació su papá o abuelo Daniel O’ Callanghan,
comerciante mayorista, propietario de una firma mercantil en Puerto Cabello, a
la vez dueño de una pulpería en Cabudare en cuyo local también funcionaba un
expendio de medicinas, quizás una de las más antiguas boticas en la capital de
Palavecino.
Felizmente se logró localizar la
nómina (inédita) de la Escuela
de Niñas de Cabudare para el año lectivo 1880-1881. Treinta y un discípulas de
la admirada maestra Petra S: Mujica. A saber:
1.- ALBURJAS, Elodia.
2.- ALBURJAS, Margarita.
3.- ALMEYA, Belén.
4.- ALMEYA, Vertila.
5.- AULAR, Lucrecia.
6.- BARRIOS, Teolinda.
7.- BERNAL, Mercedes.
8.- CAMPINS, Teolinda.
9.- CARDENAS, Nicolaza. (Sic)
10.-CARRASCO, Celina.
11.-CASTILLO, Rosa.
12.-CORDERO, Candida Rosa.
13.-CORDERO, Francisca.
14.-GIMENEZ, Encarnación.
15.-GIMENEZ, Rosa A.
16.-MARRUFO, Felicia.
17.-MELEAN, Isabel
18.-MELEAN, Graciela.
19.-MENDEZ, Josefa.
20.-MUJICA, Juana.
21.-O’ CALLANGHAN, Anny.
22.-PATRIZZI, Rita.
23.-PEÑA, Eloisa.
24.-PEREZ, Ana Lucía.
25.-PIMENTEL, Margarita.
26.-SALAS, Griselda.
27.-SEGOVIA, Carmela.
28.-TOVAR, Eloisa.
29.-TOVAR, Gertrudis.
30.-VIACABA, María Magdalena.
31.-VIACABA, Leterina.
II
Se desconoce la fecha de
fallecimiento de doña Petra (Petrona en el cariño familiar) Sabas Mujica. A
partir del estudio de fuentes documentales fechadas en el siglo XIX se precisa
información correspondiente a su vida familiar vinculada a hogares de
Barquisimeto, Cabudare y Sarare.
En los últimos lustros de dicha
centuria ya había contraido matrimonio, su esposo un señor de apellido Orozco.
En el seno de esta familia a mediados de noviembre de 1882 nació la niña Ramona
Victoria, que en el transcurrir del tiempo destacaría como otra abnegada
maestra. En la presente publicación se incluye un esbozo biográfico de esta
notable educadora cuya vida intelectual sin lugar a dudas estuvo signada por el
ejemplo de su señora madre, hermoso, incomparable y denso legado.
EPILOGO:
Palavecino y Simón Planas están en
inaceptable deudas con estas maestras paradigmas, doña Mercedes Ponte de Meleán
y Petra Sabas Mujica de Orozco. Determinadas instituciones educativas o
culturales en general deben recibir su eponimia.
El suscrito oportunamente sugirió el
nombre de la educadora Ponte Meleán para un preescolar o centro de educación
inicial como actualmente se les denomina. Era una institución de carácter
privado, por razones que se desconocen lamentablemente cerró sus puertas.
En el mismo municipio Palavecino
otro centro de enseñanzas fue designado con tan importante eponimia, pero meses
posteriores al personal directivo les pareció algo así “como anticuado” y en
consecuencia fue asignado otro nombre.
Razón tenía el sabio maestro y amigo
Federico Brito Figueroa, al afirmar en sus clases dentro y fuera del aula, en
Caracas o en Barquisimeto, esta precisa advertencia…”tan dolorosa como la
muerte física, quizás la muerte del olvido”. Más grave aún cuando el olvido se
le suma ignorancia, a veces conscientes.
Que jamás ocurra el segundo y tercer
fallecimiento de tan admirable educadoras, al margen de su muerte física,
prosiguen enseñando para la vida, por su constancia, dignidad y conducta
ejemplar.
CITAS:
(1) ARCILA FARIAS, Eduardo y otros. Diccionario
de historia de Venezuela. Volumen 3. p.230
(2) IDEM
Maestro Taylor
Rodríguez García
Cronista
oficial del municipio Palavecino
Cuarto
Trimestre de 2015
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