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domingo, 8 de noviembre de 2015

NOTA BIOGRÁFICA DE DOÑA MERCEDES PONTE DE MELEÁN

           De cuna en el vecino estado Portuguesa, muy joven contrajo nupcias con el señor Juan de Dios Meleán, admirado educador cabudareño con obra magisterial trascendente en el transcurrir del siglo XIX, no sólo en el aula si no también en labores administrativas en la educación primaria, responsabilidad oficial que ejerció en las últimas décadas de esa centuria.

        Se desconoce la fecha en la cual doña Mercedes inició su actividad docente en el antiguo Distrito Cabudare. Posiblemente ocurrió en las postrimerías del decimonono. Así se infiere e la lectura de fuentes documentales o inéditas.

            Obra académica que realizó con indiscutible constancia, honestidad y humildad. Sin mostrar jamás muestras de cansancio o enfado. A lo largo de su itinerario vital la enseñanza constituyó su leitmotiv cotidiano.
           
            El escritor curarigüeño Rafael Domingo Silva Uzcátegui incluye su nombre en un lacónico censo de maestras que en Cabudare… “consagraron su vida hasta el fin de sus días, a la formación intelectual de la niñez”. (1) 

II

Algunos  datos relacionados con su morada y ejercicio docente en Cabudare:

            A principios del siglo XX la señora Mercedes Ponte de Meleán compra el señor Juan Bautista Giménez, “por sí y en representación de su señora esposa Soledad Ortiz, los derechos y acciones que tiene en una casa de esta ciudad de Cabudare”.

            Coetánea a la información anterior se registra el nombre de la citada educadora en una lista de vecinos cuyas viviendas reciben el servicio de agua a través de tuberías. La pluma de su casa estaba identificada con el número 28.

            En relación a su ejercicio magisterial en esta ciudad de la otra banda del Turbio se indican los siguientes testimonios. A saber:

            -Para mediados de diciembre de 1926 desempeñaba la responsabilidad oficial de directora de la Escuela de Corte y Costura de nuestra ciudad. En esa fecha remite un informe a las autoridades civiles locales correspondiente al resultado de exámenes recién efectuados en esa casa de luces.

            -Cuatro años posteriormente el ciudadano Secretario General de Gobierno del estado Lara, a través de la Jefatura Civil del Distrito Cabudare, autoriza a la honorable maestra a efectuar los exámenes en la mencionada escuela, facultándose para que ella designe a los integrantes de la junta examinadora, como se estilaba en aquellos años.

            -A finales de 1935 la incansable  trabajadora magisterial comunica a las autoridades distritales que al margen de sus quebrantos de salud, la citada institución educativa bajo su dirección enviará un a representación a los actos oficiales con motivo de la celebración del día del árbol. Festividad escolar que por varias décadas persistió en Palavecino y en Venezuela en general. Dolorosamente extinguida.

III

            Presuntamente el cuadro de salud de doña Mercedes Ponte, viuda de Meleán se tornó más grave. Ella misma mientras físicamente pudo e igualmente sus familiares y amigos, realizaron determinadas diligencias ante la gobernación del estado Lara solicitando el justo beneficio de jubilación.

            Estos trámites tuvieron eco en el ejecutivo estadal, entre otras razones, gracias al respaldo brindado por el ciudadano doctor Julio Alvarado Silva quien en meses posteriores ejercería como Secretario General de Gobierno.

            El doctor Alvarado Silva era propietario de la antigua hacienda La Mata  de Cabudare. También había contribuido a que nuestra ciudad  le fuera mejorado el servicio de acueducto. En años posteriores, período de la década del cincuenta del siglo XX fue concejal y presidente del cabildo palavecinense.

            La jubilación se hizo efectiva a partir del 9 de enero de 1936, recibiendo una pensión mensual de 100 bolívares.

            Puede leerse contenido de este documento en el anexo identificado con la letra A.


IV

            A raíz de la jubilación de la educadora Ponte de Meleán, posiblemente la Escuela de Corte y Costura estuvo carente de autoridad en el resto de los meses de 1936, o sencillamente cerró sus puertas.

            Casi al concluir el citado año, el 29 de diciembre es designada para asumir esa responsabilidad académica la señora Virginia de Lucena, quien ha debido juramentarse en esa fecha.   

V

            Lamentablemente la admirada educadora portugueseña de nacimiento, larense y particularmente cabudareña por afecto y estrechos lazos familiares, disfrutó por poco tiempo su jubilación. La salud fue empeorando cada día, las preocupaciones y desvelos de su insigne familia alcanzaron niveles de angustia. El 15 de junio de 1937 al año y medio de otorgarle la jubilación, concluyó su pasantía terrenal, la cual estuvo signada por el significativo cariño a las nuevas generaciones, formándolas para la vida desde la difícil responsabilidad del ejercicio  docente, labor magisterial que igualmente dedicó numerosos años a grupos de damas adultas que recibieron sus enseñanzas en la Escuela de Corte y Costuras de Cabudare.

            Damas humildes que recibieron conocimientos en esta actividad manual, lo cual repercutió favorablemente en mejorar sus ingresos familiares y a partir de entonces desarrollar su vida en condiciones socioeconómicas dignas, en el marco de un país que había descuidado las prerrogativas esenciales del ciudadano, particularmente la mujer campesina, abandonada no sólo por el Estado venezolano, si no también por su propia familia, en hogares con numerosos hijos, analfabetas, enfermos y subalimentados.

            Su entierro fue una masiva manifestación de cariño, respeto y consideración por la bondadosa  maestra que a lo largo de su vida fue indiscutible paradigma para numerosas discípulas que siempre encontraron en ella palabras de orientación, de afecto sempiterno y sonrisas cristalinas, esperanzadoras.

            Las autoridades civiles del Distrito Palavicini realizaron un merecido homenaje a Doña Mercedes Ponte, viuda de Meleán, quien asumió a la comarca cabudareña como su nueva patria chica.

            Al respecto decretaron duelo…”oficial por tres días (…) por  cuyo motivo la Bandera Nacional permanecerá izada a media asta durante esos días en todos los edificios públicos del Distrito” puede leerse el texto completo del acuerdo en el anexo identificado con la letra B.

CITA:


(1)   SILVA UZCATEGUI, R.S. Enciclopedia Larense. Tomo II. p.90


Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del municipio Palavecino
Cuarto trimestre de 2015

domingo, 4 de octubre de 2015

DOÑA PETRA S. MUJICA DE OROZCO, ILUSTRE MAESTRA EN PALAVECINO

            Otra noble maestra que laboró en la comarca cabudareña por muchos años, desde las últimas décadas del siglo XIX, muy joven todavía sin contraer nupcias.

            El humanista torrense Silva Uzcátegui, ya citado, igualmente registra su nombre como una de las educadoras vitalicias, con profunda e indiscutible vocación de servicio, laborando en modestos centros enseñanzas en los pueblos de la otra banda del Turbio.

            Se desconoce hasta ahora su lugar de nacimiento, quizás su cuna correspondió a Barquisimeto, Cabudare o Sarare. En este último centro poblado estuvo dedicada a la actividad magisterial en la escuela municipal de niñas. Primero como interina posiblemente, luego como maestra titular, percibiendo un salario mensual de 24 venezolanos.

            Para 1871 la unidad monetaria identificada con el nombre de…”venezolano de plata con peso de 25 g (gramos) y ley 900, (era)…equivalente a Bs. 5…” (1). Subrayado en el original.

            Podemos anotar que a la educadora Petra S: Mujica posiblemente se le cancelaba por su labor docente el equivalente Bs. 5…” (2). Subrayado en el original.

            Podemos anotar  que a la educadora Petra S: Mujica posiblemente se le cancelaba por su labor docente un equivalente a Bs. 120 mensuales. Siempre y cuando le fuera pagado en venezolanos de plata. Para mayo de 1880 su sueldo mensual alcanzaba la cifra de 140 bolívares. Véase anexo C.

            Para la séptima  década del siglo XIX ejercían como educadores en el entonces Distrito Cabudare, además de la señorita Petra S; Mujica, los siguientes preceptores: Andrés M; Verde, Ignacio M; Castillo, Juan Bautista García de León, Juan de Dios Meleán y María R; Ponte.

            Casi todos estos educadores recibían un sueldo mensual común al cancelado a la señorita Mujica. Excepción los ciudadanos Verde y Castillo que percibían 16 venezolanos cada uno. La cantidad mensual mayor correspondía al connotado maestro Juan de Dios Meleán, 40 venezolanos, un estimado de 200 bolívares. Cumplía labores de enseñanzas en la Escuela Federal de Varones de Cabudare. Institución que en el devenir del tiempo posiblemente se convirtió en el Grupo Escolar Dr. Ezequiel Bujanda  Hernández, con esta eponimia desde septiembre de 1936, en años previos en fuentes inéditas la identifican como Escuela Federal Nº 16.
I

            Luego de su ejercicio académico en Sarare la maestra Mujica fijó residencia en Cabudare, en esta comunidad continuaría en la sencilla y profunda actividad de educadora, responsable de la enseñanza de un grupo de treinta niñas que cotidianamente recibían sus palabras repletas de cariño y sabiduría, contribuyendo a formarlas integralmente con su propio ejemplo de ciudadana digna, virtuosa, responsable, constante y solidaria.

            En la lista de sus discípulas resaltan apellidos de pretéritas raíces en Cabudare, pertenecientes a las familias Bernal y Meleán, otros apellidos se arraigaron en Sarare, casos de los Cárdenas y Viacaba.

            Llama la atención el apellido de una niña de posible cuna en la vecina población de Acarigua, que para finales del siglo XIX se había extendido hasta Sarare, la párvula YOLANDA CAMPINS. 

            Igualmente requiere particular comentario los apellidos de dos infantas de indiscutible parentesco europeo, las alumnas RITA PATRIZZI y ANNY O’CALLANGHAN. La primera pertenecía a una familia italiana que  fijó su morada en Los Rastrojos en las postrimerías del siglo XIX, estableciendo una unidad comercial al detal. La niña O’ Callanghan integraban una familia con origen en Irlanda del Norte, en esa nación nació su papá o abuelo Daniel O’ Callanghan, comerciante mayorista, propietario de una firma mercantil en Puerto Cabello, a la vez dueño de una pulpería en Cabudare en cuyo local también funcionaba un expendio de medicinas, quizás una de las más antiguas boticas en la capital de Palavecino.

            Felizmente se logró localizar la nómina (inédita) de la Escuela de Niñas de Cabudare para el año lectivo 1880-1881. Treinta y un discípulas de la admirada maestra Petra S: Mujica. A saber:


            1.- ALBURJAS, Elodia.
            2.- ALBURJAS, Margarita.
            3.- ALMEYA, Belén.
            4.- ALMEYA, Vertila.
            5.- AULAR, Lucrecia.
            6.- BARRIOS, Teolinda.
            7.- BERNAL, Mercedes.
            8.- CAMPINS, Teolinda.
            9.- CARDENAS, Nicolaza. (Sic)
            10.-CARRASCO, Celina.
            11.-CASTILLO, Rosa.
            12.-CORDERO, Candida Rosa.
            13.-CORDERO, Francisca.
            14.-GIMENEZ, Encarnación.
            15.-GIMENEZ, Rosa A.
            16.-MARRUFO, Felicia.
            17.-MELEAN, Isabel 
            18.-MELEAN, Graciela.
            19.-MENDEZ, Josefa.
            20.-MUJICA, Juana.
            21.-O’ CALLANGHAN, Anny.
            22.-PATRIZZI, Rita.
            23.-PEÑA, Eloisa.
            24.-PEREZ, Ana Lucía.
            25.-PIMENTEL, Margarita.
            26.-SALAS, Griselda.
            27.-SEGOVIA, Carmela.
            28.-TOVAR, Eloisa.
            29.-TOVAR, Gertrudis.
            30.-VIACABA, María Magdalena.
            31.-VIACABA, Leterina.
II

            Se desconoce la fecha de fallecimiento de doña Petra (Petrona en el cariño familiar) Sabas Mujica. A partir del estudio de fuentes documentales fechadas en el siglo XIX se precisa información correspondiente a su vida familiar vinculada a hogares de Barquisimeto, Cabudare y Sarare.

            En los últimos lustros de dicha centuria ya había contraido matrimonio, su esposo un señor de apellido Orozco. En el seno de esta familia a mediados de noviembre de 1882 nació la niña Ramona Victoria, que en el transcurrir del tiempo destacaría como otra abnegada maestra. En la presente publicación se incluye un esbozo biográfico de esta notable educadora cuya vida intelectual sin lugar a dudas estuvo signada por el ejemplo de su señora madre, hermoso, incomparable y denso legado.

            EPILOGO:

            Palavecino y Simón Planas están en inaceptable deudas con estas maestras paradigmas, doña Mercedes Ponte de Meleán y Petra Sabas Mujica de Orozco. Determinadas instituciones educativas o culturales en general deben recibir su eponimia.

            El suscrito oportunamente sugirió el nombre de la educadora Ponte Meleán para un preescolar o centro de educación inicial como actualmente se les denomina. Era una institución de carácter privado, por razones que se desconocen lamentablemente cerró sus puertas.
      
            En el mismo municipio Palavecino otro centro de enseñanzas fue designado con tan importante eponimia, pero meses posteriores al personal directivo les pareció algo así “como anticuado” y en consecuencia fue asignado otro nombre.

            Razón tenía el sabio maestro y amigo Federico Brito Figueroa, al afirmar en sus clases dentro y fuera del aula, en Caracas o en Barquisimeto, esta precisa advertencia…”tan dolorosa como la muerte física, quizás la muerte del olvido”. Más grave aún cuando el olvido se le suma ignorancia, a veces conscientes.

            Que jamás ocurra el segundo y tercer fallecimiento de tan admirable educadoras, al margen de su muerte física, prosiguen enseñando para la vida, por su constancia, dignidad y conducta ejemplar.
          
                              
 CITAS:

(1) ARCILA FARIAS, Eduardo y otros. Diccionario de historia de Venezuela. Volumen 3. p.230


      (2) IDEM


Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del municipio Palavecino
Cuarto Trimestre de 2015

jueves, 27 de agosto de 2015

ADMIRACION POR LA OBRA LITERARIA DEL DOCTOR EZEQUIEL BUJANDA HERNANDEZ (3 DE 4 ARTÍCULOS, CON MOTIVO DE CELEBRAR EL SESQUICENTENARIO DE SU NACIMIENTO)

     Don Héctor Rojas Meza desde su juventud mostró admiración por el Doctor Ezequiel Bujanda, cuando nació el futuro educador palavecinense, el poeta y médico cabudareño ya alcanzaba 23 años de edad. El extinto sobrino de Don Héctor, también educador Francisco José Rojas Rodríguez había comentado que siempre se preocupó por investigar si había sido posible que su tío en alguna oportunidad hubiera conocido al poeta cabudareño, lo cierto es que cuando nuestro galeno falleció en la ciudad de El Tocuyo en 1919, Don Héctor de 31 años de edad, según dato de Coche Rojas, organizó determinado homenaje en la Escuela Federal de Cabudare y en otra institución docente existente en Los Rastrojos.

     De la misma fuente oral su tío Rojas Meza destacaba los méritos intelectuales del sabio médico, leía con profundidad su sólida poesía romántica así como su obra literaria dedicada a Venezuela especialmente su verso llamado Ideal que dedicó a la patria venezolana siempre soberana, como él la deseaba.

      Igualmente resaltaba Don Héctor la posible amistad que ha debido existir entre el Dr. Bujanda y el maestro Juan de Dios Meleán, quien posiblemente fue su preceptor, pero esta información no dejó de ser una hipótesis.
II
    Otro reconocimiento post-morten liderado por el escritor Rojas Meza al doctor Bujanda Hernández corresponde a 1936 cuando se logra fundar una biblioteca pública en Cabudare gracias al respaldo del señor gobernador del estado Lara, General José Rafael Gabaldon, autoridad ejecutiva que en el referido año en el marco de numerosas iniciativas colectivas y del propio Estado venezolano en el campo educativo y cultural en general se ejecutaron este tipo de obras a lo largo y ancho del país. Al unísono se recibió el apoyo de las autoridades municipales, de intelectuales de la talla del señor Jesús González Meléndez, maestro para la fecha en La Piedad y luego en Agua Viva (Escuela de Alfabetización), amigo fraternal con quien laboraría en algunas instancias oficiales locales por su puesto. Rojas Meza también incorporaría la participación de sus discípulos a la par los alumnos de su colega González Meléndez.
      Este centro bibliográfico lleva por epónimo al Doctor Ezequiel Bujanda Hernández, ese nombre se extendió a una institución hermana que se estableció en Sarare, posiblemente en la década siguiente de acuerdo al testimonio del Dr. Naudy Trujillo Mascia, denominación que felizmente se mantiene hasta el presente.
     Cuando el suscrito junto a familiares y amigos fundó la Biblioteca Municipal se le asignó el nombre de Don Héctor Rojas Meza consciente que en el futuro mediato se establecería nuevamente una institución similar adscrita a la red de Bibliotecas del estado Lara la cual asumiría otra vez su antigua identificación del médico y escritor Cabudareño, así ocurrió.
III
      Con el mismo grupo de personas que le acompañaron en el nacimiento de la biblioteca pública le respaldarían en todo y cada uno de los trámites que han debido efectuarse para que la escuela federal de Cabudare les fuera otorgado el nombre del Doctor Ezequiel Bujanda Hernández en septiembre de 1936 ejerciendo para la fechas como autoridad del Ministerio de Instrucción Pública , Ingeniero Alberto Smith, desde esa fecha hasta la actualidad persiste este nombre que enaltece a su comunidad educativa, a nuestro municipio y al estado Lara en general. Esta iniciativa constituye una hipótesis del trabajo del suscrito.
   Como se observa fueron sendos reconocimientos que en 1936 cuando ya se habían cumplido diecisiete años de su fallecimiento que recibieron el nombre de Doctor Ezequiel Bujanda Hernández.
    Restaría agregar que el maestro Rojas Meza también escribió un poema profundo al Dr. Bujanda Hernández en el cual exalta la perfecta armonía que combina nuestro galeno entre sus dos grandes responsabilidades intelectuales, la poesía y la medicina.
                Epílogo.
     El 25 de julio de 1965 al cumplirse cien años del nacimiento del admirado facultativo, La Junta Pro-mejoras de Cabudare dirigida por otro humanista cabudareño Profesor Francisco José  Rojas Rodríguez quien como se indicó era sobrino de Don Héctor, solicitó ante el Concejo Municipal local presedido por el señor Roseliano Palacios e integrado por ilustres hijos de  Palavecino como Don Euripides Ponte. Juan de Dios Meleán, Antonio Palacios, José Patiño, Aura Agüero de Rojas, entre otros y el aval de intelectuales de la talla de Don Hermann Garmendia y la señorita Casta Jota Riera, ambos estudiosos y admiradores de la obra poética del Dr. Bujanda Hernández se logró que la plaza pública vecina a la antigua casa donde nació el célebre literario llevara su nombre y desde entonces se denomina parque recreativo Doctor Ezequiel Bujanda Hernández aunque en la memoria colectiva palavecinense persiste la identificación de plaza La Ceiba.          
               
Cabudare, agosto de 2015
Tercer trimestre
Profesor Taylor Rodríguez García

Cronista Oficial del Municipio Palavecino



Don Héctor Rojas Meza en su juventud




Doctor Ezequiel Bujanda Hernández
Gráfica contenida en el libro: A través de Lara

sábado, 25 de julio de 2015

HOMENAJE DEL SACERDOTE CARLOS BORGES REQUENA AL DOCTOR EZEQUIEL BUJANDA HERNÁNDEZ (2 DE 4 ARTÍCULOS, CON MOTIVO DE CELEBRAR EL SESQUICENTENARIO DE SU NACIMIENTO)

Ambos personajes fueron contemporáneos, nuestro médico y poeta, era mayor en dos años al referido religioso, los unió ampliamente la identificación con la poesía, la literatura, el periodismo y la cultura en general.
            
El suscrito en principio cree que presuntamente debe existir algún parentesco entre la señora Juana Yépez Borges y el sacerdote. Como se sabe, la mencionada dama fue la esposa del galeno y escritor cabudareño. Su señora madre se llamó Dolores Borges* y su papá, el bachiller Melquiades Yépez. Igualmente creíamos que este ministro del culto había vivido varios años en la ciudad de El Tocuyo, por su propio testimonio informa que fueron contadas las veces que visitó esta ciudad, pero ello no fue razón para mermar su notable cariño por la capital morandina.
            
De acuerdo a su libro Páginas Perdurables, el doctor Borges en 1915 estuvo en dos oportunidades entre sus amigos tocuyanos. En primer lugar, el 21 de octubre de dicho año, ocasión en la que acompañó a un grupo de vecinos en el marco de velada a beneficio de Asilo San Antonio, aunque a decir verdad, él evocó una afirmación que había comunicado en pretérita oportunidad en esta misma comunidad larense, cuando le cantó a los hijos de la ciudad madre. Así como a la geografía local, en particular a su hidrónimo bastante antiguo, en cortas palabras dijo: “¡Ciudad pulquérrima y gloriosa, por la sonrisa, por la sonrisa de tu cielo, por la verdura de tus campos, por la opulencia de tu río, por el honor de tus hogares, por la bizarría de tus varones, por el prestigio de tus damas,  por la virtudes de tu pueblo! Ciudad encantadora, sin ser tu boabdil lloro al dejarte ¡Oh Granada de Venezuela!”. (1)
            
A escasas semanas pronuncia un nuevo discurso en el seno de la sociedad recreativa y progresista, en medio de las bodas de oro sacerdotales del presbítero doctor José María Pérez Limardo, homenaje fechado el 13 de noviembre de 1915.
            
Una vez más la palabra del sacerdote Borges Requena estuvo al servicio de un ilustre tocuyano. Al respecto resalta: “El preclaro abolengo de Pérez Limardo, su temprana y nunca desmentida vocación eclesiástica, su vigorosa inteligencia, sus sólidos estudios, su firme, amplio y sereno criterio teológico, sus evangélicas virtudes, su urbana cortesía, son otros tantos títulos que, recomendándolo muy justamente a la estimación pública, parecían destinarlo, desde los principios de su carrera, a ocupar los más altos puestos en el orden jerárquico de la Iglesia”. (2)
           
De la lectura de la obra Páginas perdurables, se infiere que la amistad de este ilustre religioso con el doctor Ezequiel Bujanda, fue estrecha y permanente. Como ya se subrayó los integraba la infinita identificación con la poesía, cultura en general y denso cariño con la ciudad de El Tocuyo.
            
Sin el propósito de realizar una crítica literaria, por cuanto el suscrito no es especialista en la materia, se hace necesario destacar que indudablemente la literatura fue un puente esencial para establecer la amistad entre el doctor Bujanda y sacerdote Borges Requena.
            
Los biógrafos del padre, hacen referencia a su actuación muy joven en la Sociedad Científico – Literaria de la ciudad de Caracas, para entonces era un mozo de apenas 20 años de edad. Esta pasión por la literatura, y en particular por la poesía, fue una constante en su vida creativa en la que en momentos determinados logró combinar perfectamente lo místico con el amor, aunque no se le considera un poeta romántico, como sí ocurre con la obra del intelectual médico Ezequiel Bujanda Hernández, no ajena a los autores románticos como Jorge Isaac, José Mármol e Ignacio Altamirano, mismos que escribieron en la segunda mitad del siglo XIX las célebres novelas María, Amalia y Clemencia, respectivamente, es obvio que nuestro galeno escribió fue una obra poética.
            
En 1919 el padre Borges Requena rindió un afectivo homenaje al recién fallecido escritor palavecinense por medio de una sencilla y profunda nota necrológica, al respecto expuso:
            
“Y el poeta ha muerto, su alma voló al cielo como vuelan las almas desnudad, sobre el lecho mortuorio, como sobre el lecho vacío de la joven princesa que ha pasado a ser reina, mírense abandonados las dos túnicas transparentes…”. (3)
            
En este texto mostró el religioso su honda amistad con el médico larense a quién considera su auténtico hermano.
            
Borges Requena, doctor en ciencias eclesiásticas, vivió trece años posteriores al doctor Bujanda Hernández, a sus 65 años falleció en Maracay, el 21 de octubre de 1932. Parte de su obra publicada en 1955 bajo el título Páginas perdurables, gracias a la compilación y la elaboración del prefacio del doctor José Manuel Núñez Ponte.

Citas:
(*) De acuerdo al testimonio del doctor Pedro Rodríguez Rojas, quien nos lo comunicó por vía telefónica, realmente no existía parentesco entre el sacerdote y esta dama.

(1)  BORGES REQUENA, Carlos. Páginas perdurables”. p. 349.
(2)  Ibídem pp. 369-370.
(3)  Ibídem. p. 286. 
 Retrato del doctor Ezequiel Bujanda Hernández. Fuente: Ceferino Alegría. . Figuras médicas venezolanas. Tomo I p.25.

Retrato del doctor Carlos Borges Requena. Fuente: Páginas Perdurables. Obra de Borges. Páginas iniciales, no numeradas.

Rúbrica del presbítero Borges Requena. Fuente: Ibídem.

domingo, 12 de julio de 2015

FICHA BIOGRÁFICA DEL DOCTOR EZEQUIEL BUJANDA HERNÁNDEZ (1 DE 4 ARTÍCULOS, CON MOTIVO DE CELEBRAR EL SESQUICENTENARIO DE SU NACIMIENTO)

-Lugar de nacimiento: Cabudare, 25 de julio de 1865, hijo de Pablo Bujanda Borrás y señora Carolina Hernández.

-Estudios realizados: se cree que recibió las primeras letras en su comunidad natal de determinados maestros que fueron contratados por sus padres para enseñarles en su  propia casa de familia. Lo cierto es que en 1874 con apenas 9 años de edad se le menciona como alumno del Colegio La Concordia de El Tocuyo, en ese año obtuvo el tercer premio en su primera clase se entiende obviamente por rendimiento académico. (1) Se desconoce si antes del referido año recibiera enseñanza del maestro Egidio Montesinos en otra institución educativa local, es decir en el Colegio Nacional. El futuro médico prosiguió cursando en el citado centro de luces de la ciudad madre y posteriormente se inscribió en el Colegio Federal de Primera Categoría de la ciudad de Barquisimeto del que egresó el 6 de julio de 1894. De acuerdo a don Hermann Garmendia el recordado hijo de Cabudare compartió sus estudios con los célebres larenses Lisandro Alvarado Marchena y José Gil Fortoul. Sin embargo los biógrafos del primer humanistas mencionado anotan que si es cierto que fue discípulo del sabio Montesinos pero concluyó su bachillerato fue en Trujillo en 1871, ya que para entonces la institución educativa de  El Tocuyo todavía no estaba autorizada para conceder dicho título, quizás compartió mayor tiempo las aulas tocuyanas con José Gil Fortoul quien se gradúo en 1880.

Contrajo nupcias con la señorita Juana Yépez Borges en El Tocuyo el 7 de enero de 1898. Formaron hogar integrado por 6 hijos: Adelaida, Lucia, Antonio, Ezequiel, Clementina y Saulo Bujanda Yépez.

Nota: De acuerdo a estudio inédito del doctor Francisco Cañizales Verde, el médico y poeta Ezequiel Bujanda Hernández tuvo dos hermanos de  nombres Carlos y Pablo, igualmente Cabudareños y galenos. También obtuvieron títulos de médicos los hijos varones del poeta, ya mencionados, según expone el historiador caroreño doctor Ambrosio Perera

Ejercicio laboral considerando la investigación de los historiadores Pedro Rodríguez Rojas y su esposa Yaneth García, el doctor Bujanda desempeñó su profesión en la ciudad de los lagos verdes en la misma entidad municipal morandina, afirman los citados científicos sociales…”desempeña cargos públicos siendo Presidente del Concejo Municipal en 1905 y diputado ante la Asamblea Legislativa en los años siguientes”… (2). Por otra biografía se informa que igualmente fue jefe civil en esta ciudad larense.

Como inversionista privado…” fundó la primera fábrica de cigarrillos, fue hacendado, dueño y administrador de dos farmacias (Botica Central y Del Carmen)”… (3).

Actividades culturales: se destaca su participación activa en la creación de la Sociedad Recreativa y Progresista establecida en El Tocuyo en 1894, organización de la cual fue cofundador y decano presidente. Se resalta el nombre de progresista en correspondencia con las ideas positivistas muy en boga en Venezuela a finales del siglo XIX y principios del XX en las cuales cumplieron papel fundamental las obras escritas y labores académicas de los maestros Adolfo Ernest  y Rafael Villavicencio entre otros autores. Igualmente se agrega la publicación de su inicial obra poética en 1896 en la cual se presenta como un literato creativo de versos románticos. En esta obra que contribuyeron para su edición sus amigos Rafael Rodríguez López, Francisco Montesinos Agüero y Pedro Montesinos, estos dos  últimos responsables de un juicio crítico de este poemario. En relación a su obra periodística, el Señor Ramón Querales en su amplia obra Bibliográfica y Hemerográfica del estado Lara (1557 – 1993), dos volúmenes menciona los siguientes títulos: La Pluma: periódico literario 1891. Redactores Pedro Montesinos, Ezequiel Bujanda. El propulsor órgano de la Sociedad Recreativa Progresista, 1894. Empezando la segunda época el 15 de octubre el 15 de octubre de 1900 bajo la dirección de Carlos Bujanda Yépez Borges y los redactores Ezequiel Bujanda e Hipólito Lucena M”… El primer periódico mencionado se editaba en  Barquisimeto, en la imprenta Progreso, así lo indica el señor Ramón Querales en su libro que citamos. Este vocero lo menciona dicho autor en el listado de periodicos del Distrito iribarren.  Además, La Clínica, órgano de la Botica San Rafael, 1918. Semanal Gerente: Dr. Ezequiel Bujanda, médico y farmaceuta titular. Titular”… (4).  

Nota: En otro artículo se incorporan las obras del Dr. Ezequiel Bujanda Hernández  publicadas en años post morten. Resta agregar que el Dr. Ceferino Alegría en su libro figuras médicas venezolanas tomo I, destaca que el admirado médico y  poeta…”Cultivó con habilidad y buen gusto, la música y la pintura. Falleció en El Tocuyo el 17 de agosto de 1919”… (5). Aunque en fotografía anexa a la biografía redactada por don Hermann Garmendia se indica que su desaparición ocurrió el día anterior.


Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del municipio Palavecino
Tercer Trimestre de 2015

   

Fuentes Consultadas:

1.- MORALES PEREZ, Carmen de. El Colegio de La Concordia de El Tocuyo y el Magisterio de don Egidio Montesinos. p.110

2.- GARCÍA YEPEZ. Janeth, Pedro Rodríguez Rojas. Personalidades tocuyanas. p.55

3.- Ibidem

4.- QUERALES, Ramón. Contribución a la bibliografía y hemerografía del estado Lara (1557-1983). Volumen II. pp. 1096, 1176, 1197.

5.- ALEGRIA, Cefenino. Figuras médicas venezolanas. Tomo I p.25.




Doctor Pablo Bujanda Borrás.
Padre del Doctor Ezequiel Bujanda Hernández

(Foto: A)




Doña Carolina Hernández Quintero de Bujanda
Madre del Doctor Ezequiel Bujanda Hernández

(Foto: B)






Doña Juana Yepes Borges de Bujanda
Esposa del Doctor Ezequiel Bujanda Hernández

(Foto: C)






(Foto: D)


Nota: Fuentes de las gráficas, A, B y C, Don Hernann Garmendia, Centenario natal del Dr. Ezequiel Bujanda 1865-1965, 35p. Foto D. Poesía del Doctor Ezequiel Bujanda. Selección,  prólogo  del Dr. Antonio Álamo, 171p.

sábado, 27 de junio de 2015

DOS ENSAYOS RELACIONADOS CON LA HISTORIA RELIGIOSA CATÓLICA DE CABUDARE

Breve presentación
                        La presente publicación contiene en primer lugar el resumen que elaboró el suscrito del interesante estudio biográfico que sobre el Doctor Ramón Ignacio de la Barta (1761-1839), autoría del escritor Pedro Pérez Perazzo en 1959.
            Este religioso arzobispo de Caracas fue la autoridad que visitó a Cabudare en 1835 a bendecir el templo San Juan Bautista. Transcendental acto religioso del que ahora celebramos el 180 aniversario. Tradicionalmente se ha destacado que el acto de bendición de la sagrada casa de oración cabudareña ocurrió el 24 de junio de 1835. Así lo han destacado entre otros autores Hermano Nectario María en un ensayo que publicó en 1944 sin embargo existe la duda si el acto ocurrió fue a mediados de julio de ese año, por cuanto así se puede inferir en fuente documentales inéditas existentes en el Archivo Arquidiocesano de Caracas. Lo cierto es que para agosto de 1835 la misma jerarquía religiosa de Caracas firmó fuentes primarias correspondientes al oratorio-capilla de Santa Bárbara de esta ciudad larense.
II

            El otro ensayo es autoría de la doctora Yolanda Aris, correspondiente a una aproximación biográfica del sacerdote cabudareño Doctor José Antonio Ponte Sancinenca (1832-1883), VI arzobispo de Caracas I Venezuela, además de escritor, periodista y particular maestro, en diversas instituciones venezolanas. Por aplaudible iniciativa del Padre Juan Bautista Briceño, actual párroco de nuestro templo se fundó el centro de educación inicial adscrito a esta parroquia, el cual tiene al Doctor Ponte Sancinenca como epónimo. De esta manera diariamente prosigue en su condición de faro de sabiduría, enseñando para la eternidad a las nuevas generaciones locales, sirviendo de sempiterna luz para el permanente encuentro con el conocimiento y la palabra divina.


Maestro Taylor Rodríguez García
Cronista oficial del municipio Palavecino, junio 2015





“El arzobispo de Caracas, Doctor Méndez, es además un valiente.
Con nosotros hizo la guerra de los llanos
 y la Patria le debe grandes servicios.
Tiene convicciones y erudiciones teológicas”.
Libertador Simón Bolívar Palacios




NOTA BIOGRAFICA DEL OBISPO RAMON IGNACIO MENDEZ DE LA BARTA

Nació en Barinas, el 31 de mayo de 1771, aunque otro de sus biógrafos anota que abrazó el mundo terrenal en 1773 o 1775. En esta ciudad llanera realizó estudios iniciales. Destacan varios historiadores que desde un principio mostro interés  por las obras escritas referentes a temas religiosos e igualmente con contenido de la literatura e historia.
            
         Aunque se desconoce la fecha exacta de su primera residencia en Mérida con el objetivo preciso de proseguir estudios religiosos, lo cierto es que todavía la ciudad andina carecía de una institución que le permitiera formarse como sacerdote. Por esta razón expone el historiador Roberto Picón Parra, el joven llanero en 1790 se traslada a Caracas y logra ingresar al Seminario de Santa Rosa de Lima, progresivamente obtendrá diversos grados académicos, casa de bachiller, Licenciatura en Filosofía, Teología, Derecho Canónico.
            
          En otras palabras su formación profesional fue titánica, es decir para 1797 ya había obtenido las órdenes mayores de presbiterado, se había ordenado de sacerdote y obviamente parte de los títulos universitarios. Trascurrido el tiempo, el 12 de mayo de 1799 las autoridades universitarias le conceden su DOCTORADO EN CANONES y en la segunda quincena de octubre de 1800 un nuevo grado incrementa su hoja de servicio, recibe el DOCTORADO EN DERECHO CIVIL. En el epílogo. De estas notas se destaca su labor como educador, que realizó tanto en Mérida como en Caracas

SU IDENTIFICACIÓN CON LA EMANCIPACIÓN VENEZOLANA

            Llama la atención que desde los días aurorales del proceso de independencia nacional el Prelado Méndez de la  Barta se integró al sueño  posible de la independencia frente a España. En consecuencia ve con satisfacción los acontecimientos del 19 de abril de 1810, mientras que al año siguiente la Junta de Gobierno de Barinas lo designa Diputado por Guasdualito ante el Congreso Constituyente de 1811 en reemplazo del sacerdote Juan José Mendoza, que por motivo de fuerza mayor le fue imposible participar en esa instancia legislativa.
            
         Transcurrido varios años su actuación se mantuvo palpitante en numerosos congresos republicanos, incluso como Senador, siempre en defensa de los ideales del padre de la patria, así hasta 1826 cuando en el seno del Congreso se enfrentó personalmente al Senador Diego Gómez quien defendió de manera acalorada una serie de contenidos de un proyecto de ley totalmente contrarios a los legítimos derechos de la iglesia, especialmente la edad aceptada para difundir la sagrada palabra por parte de determinados ministro del culto. La situación alcanzó niveles inesperados y el padre barines se fue a golpes con el referido senador. A raíz de este percance fue expulsado del Congreso venezolano.
                                          
También participo en enfrentamiento militares, nuestro personaje como se indicó anteriormente defiende las ideas republicanas más allá del escenario legislativo. En este sentido cuando todavía no se había logrado la emancipación nacional, bajo la orden del general José Antonio Páez Herrera participo en acciones militares importantes ocurridas entre los años 1816 y 1817, por ejemplo las recordadas batallas del Yagual, Arichuna, y San Fernando de Apure.

PRELADO MENDEZ DE LA BARTA, ARZOBISPO DE CARACAS, DOS DESTIERROS Y FINALMENTE SU FALLECIMIENTO

            En 1823 se había empezado que este religioso barines sería designado como futuro arzobispo de caracas, en reemplazo de Monseñor Narciso Coll y Prat, este último había sido transferido del cargo, por el Pontífices Pio VII  sin embargo seria el Papa León XII quien nombraría a Méndez de la Barta en esta jerarquía eclesiástica. El proceso se inició formalmente el 21 de mayo de 1827 y el 11 de mayo del año siguiente se ejecutó esta disposición de Roma.

Sin embargo surgieron las contradicciones entre la autoridad religiosa y el gobierno nacional por una serie de contenidos de la Carta Magna de 1830, con los cuales no estaría de acuerdo mencionado prelado, a su juicio esos aspectos afectaban los derechos de la Santa Iglesia. Además no debe olvidarse que en el fondo estaban latentes diferencias significativas entre la máxima autoridad ejecutiva nacional y el referido arzobispo. La situación fue permanente e intolerable, en consecuencia el 21 de noviembre del referido año el ministro del culto fue expulsado del país, a los dos días siguientes la embarcación lo llevaría hasta curazao.

Estaría fuera del país hasta el 21 de mayo de 1832, fecha en la cual regresa a Venezuela permaneciendo por un lapso de apenas 4 años, ya que prosiguieron los litigios con las instancias ejecutivas e incluso legislativas por diversas opiniones correspondientes por la Ley de Patronato que limitaba a la iglesia Católica en una serie de preceptos, al igual que en la oportunidad anterior el problema alcanzó niveles inaceptables por el arzobispo lo que conlleva lamentablemente a la segundo y definitiva salida de Venezuela de la respetada autoridad eclesiástica quien sale de Venezuela por la misma vía de curazao y finalmente a la vecina República de Colombia donde fallece en la comunidad de La Villeta el 3 de noviembre de 1836. Así perdió Venezuela uno de sus admirados hijos, la iglesia católica aun notable defensor y difusor mientras que el ideal bolivariano un incondicional estudioso y seguidor del padre de la patria. En 1942 sus restos fueron trasladados hasta el Panteón Nacional en la ciudad de caracas.

Nota: Restaría agregar que el arzobispo Méndez de la Barta por varios años fue rector del Seminario de San Buenaventura de Mérida y en esta institución religiosa conoció al joven trujillano José Miguel Pimentel I Bravo, el mismo a quien Cabudare le debe la construcción inicial de su templo matriz San Juan Bautista, todavía sin el campanario, por cierto anota el Hermano Nectario María que en 1835 dada la amistad entre el sacerdote Pimentel I Bravo y el prelado barines, seria invitado a bendecir nuestra principal casa de la fe religiosa católica de nuestro pueblo. Se infiere de este acontecimiento celebraremos en el presente año el ciento ochenta aniversario de la bendición del sagrado templo. Lo última nota obviamente no está contenida en la obra original.

Resumen del ensayo: Ramón Ignacio Méndez (1761 - 1839). Ediciones de la Fundación Mendoza. Caracas, 1959. 64p. Autor Pedro Pérez Perazzo.

Resumen realizado por Taylor Rodríguez García
Cabudare, Junio del 2015


Fuente: Autor, FERNADEZ PACHECO, doctor Néstor. Perfiles. p.289.







   
MONSEÑOR   DOCTOR  JOSÉ   ANTONIO   PONTE SANCINENCA.
LABOR   EDUCATIVA.

Familia y Formación

Nació en Cabudare el 16 de junio de 1832, se graduó de Doctor en Teología y se ordenó de sacerdote. Murió a los 51 años de un ataque cerebral el 6 de noviembre de 1883, después de dedicar 29 años al sacerdocio.

Perteneció a una de las primeras familias que se establecieron en Cabudare en el siglo XVIII.  Era nieto de Don Juan de Ponte que vivió 81 años,  nació en Canarias el 27 de junio de 1764 y murió en Cabudare en 1834.

Fueron sus padres: Juan de Dios Ponte (1813-1894) y Encarnación Sancinenca.  Su padre fue abogado, Juez, Diputado,  Senador y Gobernador de la Provincia de Venezuela (1837-1841) y nació en Cabudare el 11 de septiembre de 1813 y murió en Barquisimeto en 1894. Vivió 70 años. La familia Ponte eran parientes cercanos del Libertador Simón Bolívar.

José Antonio Ponte vivió en Cabudare hasta los nueve años, como señala Mac.Pherson  “… en medio de bien cultivadas haciendas de caña y café…”  (p. 426), y destruida por el terremoto de 1812. Tuvo como maestro de primeras enseñanzas a Rito Valero que regentaba la única escuela pública en esa población,  luego fue enviado a estudiar al Colegio de Carora con el Fray Ildefonso Aguinagalde durante 3 años, quien seguramente influye en su decisión de ser sacerdote.

El Cura José Miguel Pimentel lo bautiza el 23 de junio en la Iglesia Parroquial de Cabudare, siendo sus padrinos Juan de Dios Ponte y María del Rosario Ponte. (Mac.Pherson p. 426.)

En 1845, a  los trece años cursó estudios de bachillerato en Caracas en el Seminario Tridentino, fundado en 1698 como resultado del Concilio de Trento (1545-1563) para enfrentar al movimiento protestante del siglo XVI  y que, entre otros aspectos, concluyó con la necesidad de instalar seminarios para la formación de sacerdotes. Continuó allí estudios de Teología graduándose de Doctor el 10 de octubre de 1854 y el 23 de diciembre de 1855, a los 22 años y con autorización del Papa, por ser menor de la edad requerida, se ordenó como sacerdote.

Actividades Religiosas, políticas y Educativas

En 1855 se produce una grave epidemia de cólera en Caracas y José Antonio Ponte se dedicó, como señala Mac.Pherson:  “…a la asistencia de los infelices pacientes, dispensándoles todo género de ausilios, consolándoles en los sufrimientos y en los últimos estertores de su agonía…”. (p. 427)

Comienza en ese momento un largo peregrinaje donde realizará su principal vocación: servir a Dios; pero que sabrá combinar con la actividad política y la educativa.  Estuvo en Cabudare, Carora, Caracas, El Tocuyo, Duaca, Valencia, Roma,  Santo Domingo y Puerto Rico.

En 1855 el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira le asigna el vicerrectorado del Seminario Tridentino de Caracas y fue nombrado Teniente Cura de la Catedral de esa ciudad. Al año siguiente fue designado maestro de ceremonia de la Iglesia Metropolitana.

A mediados de 1857 por motivos de salud fue traslado  como Cura Interino a la Iglesia de la Concepción de El Tocuyo.  Allí se encargó de la construcción de la torre de esa Iglesia y se ocupó de otra de sus pasiones, la instrucción pública, convirtiendo la casa parroquial en un gran centro educativo.  Dio clases  en el Colegio Nacional donde era director el Doctor Egidio Antonio Montesinos. (Sosa Saa. p. 97.)

Es importante destacar que con el Real Patronato, o derecho de los reyes sobre la iglesia, los reyes de España el 20 de mayo de 1503, ordenaron que junto a la iglesia en cada población,  se construyera una casa para que el capellán enseñara a leer, escribir y las nociones fundamentales de la fe católica. Esta medida llevó a que un gran número de sacerdotes se dedicara también a la enseñanza en escuelas particulares.

Lograda la independencia de Venezuela del dominio colonial español y  su desmembramiento de la Gran Colombia en 1830, la organización de la nueva nación conllevó a múltiples dificultades de todo tipo. El país tenía una economía en crisis, aunada a la deuda contraída para la adquisición de armas durante la guerra de independencia, y una lucha entre diferentes grupos por el poder;  que originaron: múltiples conflictos armados entre los militares herederos de la independencia, y la alternancia presidencial de los grupos conservadores y liberales. Podría decirse que ambos grupos eran de ideas  liberales pero con tendencias conservadoras los primeros y reformadoras los segundos.

La economía se sustentaba en la exportación de café y cacao y la ganadería se veía afectada por las guerras civiles que se abastecían con ella. El funcionamiento de la economía y la sociedad estaban supeditadas al factor político que se debatía en constantes “revoluciones”,  a las cuales se destinaban cuantiosos recursos del Estado para enfrentarlas; lo que generaba continuos cambios de gobierno y una deficiente administración pública.

El grupo conservador liderizado por José Antonio Páez se mantuvo en el poder desde 1830 hasta 1848, incluso él mismo detentó la presidencia en dos oportunidades en ese período: 1830-1835 y 1839-1843. 

En 1840 surge el Partido Liberal al fundarse el periódico El Venezolano dirigido por Antonio Leocadio Guzmán, y el 24 de enero de 1848 se produce una lucha entre conservadores y liberales en el Congreso con saldo de varios muertos entre ellos, Santos Michelena y varios heridos. Con este acontecimiento los conservadores pierden el poder y el gobierno liberal lo detentará durante los diez años siguientes,  alternándose la presidencia José Tadeo Monagas  (1847-1851 y 1855-1859) y José Gregorio Monagas (1851-1855),  y el 1º de marzo de 1858, la “Revolución de Marzo”  dirigida por Julián Castro  derrocó la hegemonía de este partido político.

Julián Castro convoca a elecciones para realizar una convención nacional, con la participación de los grupos conservadores y liberales, que se efectuó en Valencia el 5 de julio de 1858, presidida por Fermín Toro con el propósito de elaborar una nueva constitución y además, nombró a Julián Castro como Presidente de la República. 

José Antonio Ponte, quien tenía 26 años de edad,  fue electo Diputado por la Provincia de Barquisimeto y asistió a la Convención de Valencia. Allí estuvo  defendiendo los derechos de la Iglesia como el gran orador que era. Representaba al grupo conservador, ya que los liberales propugnaban con mayor fuerza, un movimiento laicista que planteaba la supeditación de la iglesia frente al Estado.

Finalizadas las discusiones y aprobada la nueva constitución en enero de 1859, José Antonio Ponte regresó a El Tocuyo, pero enfermó y  fue trasladado a Duaca, donde también estuvo poco tiempo debido a su enfermedad.

El 20 de febrero de 1859 inicia la Guerra Federal bajo la dirección de Ezequiel Zamora hasta 1860 cuando murió y Juan Crisóstomo Falcón tomó el liderazgo. El 1 de agosto de 1859 Julián Castro fue derrocado, asume la presidencia Manuel Felipe Tovar y Pedro Gual la Vicepresidencia, pero en 1861, con un alzamiento militar, José Antonio Páez retoma el poder.

Luego de firmado el Convenio de Coche el 22 de marzo de 1863, que puso fin a la Guerra Federal, a la hegemonía política de los conservadores y de José Antonio Páez; el 18 de marzo de 1865 se proclama a Juan Crisóstomo Falcón, Presidente de Venezuela y a su cuñado Antonio Guzmán Blanco,  Vicepresidente.

José Antonio Ponte en 1864, por problemas de salud había sido devuelto a Valencia, donde además de ejercer el ministerio religioso se dedicó a la enseñanza, se encarga del vicerrectorado del Colegio Nacional de Carabobo, donde dictaba clases de Filosofía, Historia y latín  hasta 1868,  cuando fue clausurado por la situación política que vivía el país.  Colaboró también con el Pbro. Dr.  José Antonio Uzcátegui que había fundado en 1864 el colegio El Carmelo, que debido al abandono de la educación durante la Guerra Federal, la institución “…tuvo mucho auge…” (p. 97. Sosa Saa).

El 3 de Junio de 1868, la fusión entre liberales y conservadores desencadena en  la Revolución Azul, Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco abandonan el país y el octogenario  José Tadeo Monagas toma el poder nuevamente,  muere al año siguiente y su sobrino José Ruperto Monagas asume la presidencia.

En 1869, José Antonio Ponte es nombrado Senador por Carabobo  y se traslada a Caracas. Dedicándose a trabajar también como Profesor de la Universidad Central y del Seminario Tridentino. 

El 4 de septiembre de 1869, acompañó como secretario privado, al Arzobispo Silvestre Guevara y Lira  a las conferencias del vigésimo Concilio Ecuménico Vaticano en Roma, convocado por Pio IX,  el 8 de diciembre de 1869. Esta actividad  tenía como finalidad reafirmar la autoridad y primacía papal (infalibilidad) y el Syllabus realizado en 1864 que condenaba el liberalismo, el materialismo y el racionalismo. La división de los Arzobispos en relación a esos temas condujo a que un grupo de ellos se retiraran el 18 de julio de 1870. Finalmente fue interrumpida por la Guerra Franco-Prusiana y la invasión y toma de Roma por el ejército italiano  en septiembre de 1870. (Presumimos que el Arzobispo Guevara y Lira perteneció al grupo que se retiró del Concilio)
José Antonio Ponte escribió 12 cartas dirigidas a diferentes sacerdotes en Venezuela  que fueron publicadas en el periódico La Opinión y en un Libro dedicado a su persona. Allí señalaba el impacto que le había causado conocer personalmente la historia y cultura clásica europea y la nostalgia por su tierra natal.

En  julio de 1870  regresa a Caracas y siguió dictando clases de Teología Moral en el Seminario Tridentino y poco después junto con el Dr. Carlos Pérez Calvo fundó en Caracas el Colegio de la Ascención, del cual Alberto Smith, quien fuese rector de la Universidad Central de Venezuela y Ministro de Educación, destaca como uno de sus egresados. (Educadores venezolanos p. 113) 

El 14 de febrero de 1870, Antonio Guzmán Blanco había desembarcado en Coro,  y llega a Caracas el 27 de abril liderando la Revolución de Abril y tomando el poder, con lo que se da inicio a 14 años de gobierno directo y personal, hasta 1897 cuando muere en Paris. Fragmentado este gobierno en el septenio (1870-1877), quinquenio (1879-1884)  y aclamación (1888-1890) y  con influencia en los gobernantes de turno: Francisco Linares Alcántara (1877-1879) y Joaquín Crespo (1884-1888).

Conflicto  Estado - Iglesia

La historiografía señala un conflicto entre el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira y el Presidente Antonio Guzmán Blanco. El arzobispo se negó a celebrar un Te Deum, es decir, una ceremonia religiosa de acción de gracias para exaltar el triunfo militar de Guzmán Blanco, ya que el religioso le había pedido como condición para ello, que el gobierno triunfante proclamara una amnistía general contra los partidarios del partido conservador derrotado, a lo que Guzmán no accedió.

Esta situación conllevó a la expulsión del Arzobispo Silvestre Guevara y Lira, mediante la resolución de  “Extrañamiento  del Territorio de la República” del 28 de septiembre de 1870, es decir no cumplir con la ley de patronato de 1824, que señalaba la autoridad del gobierno sobre la Iglesia.  Guevara y Lira  había sido designado en ese cargo por Bula de Pio IX, el 27 de septiembre de 1852.  
 
Sin embargo, Guzmán Blanco, líder de la Guerra Federal y de formación universitaria  e hijo de Antonio Leocadio Guzmán se propuso un proyecto nacional de corte liberal para modernizar el país, organizar el Estado nacional y dinamizar la economía apegado a la visión liberal predominante para la época.  Permite la inversión extranjera capitalista, principalmente de Inglaterra, Francia, Alemania y  progresivamente Estados Unidos para la reactivación de la economía. Esto permitió que el sector más poderoso fuese el comercial y prestamista, que se enriqueció en detrimento del agropecuario y favoreció el surgimiento de la burguesía.

Comienza entonces, Guzmán Blanco la instauración del sistema liberal, que plantea en su doctrina, la libertad de cultos, libertad de educación y modernización de la nación. Este ideario liberal rompe con la visión conservadora y religiosa de la educación por la científica, evolucionista, de progreso y liberal. De allí,  una serie de medidas que pondrá en práctica: la primera fue el 27 de junio de 1870, cuando se dicta el Decreto de Instrucción Pública, Gratuita y Obligatoria elaborado por Martín Sanabria, ya que Guzmán Blanco consideraba: “…en las repúblicas democráticas la educación universal del pueblo, es condición para el ejercicio responsable de los derechos y deberes, y, por lo mismo, para la vitalidad de las instituciones republicanas…”  (Carrera Damas  .p. 10), ya que, ello permitía el acatamiento del nuevo orden social.

En relación a la Iglesia, además de la expulsión del Arzobispo Guevara y Lira, desterrará a una gran cantidad de religiosos de todos los niveles y tomará una serie de medidas, progresivamente, donde el Estado asumirá el control que tenía la Iglesia.  Entre ellas: Cierre de los seminarios con decreto del 7 de septiembre de 1872; eliminación de las fuentes de ingreso económico de la Iglesia como las primicias (colaboración por ceremonias) en 1873; extinción de los conventos, colegios y comunidades religiosas el 5 de mayo de 1874;  expropiación de los bienes eclesiásticos y su traslado al sector público, principalmente hacia la universidad Central (3 de octubre de 1874) y a los Colegios Nacionales ( 31 de octubre de 1876); eliminación del fuero religioso y privilegios eclesiásticos; elimina la religión del pensum de estudios.  Así mismo, establece el matrimonio civil, y crea los registros civiles para controlar el registro de nacimientos, matrimonios y defunciones; primero se debía cumplir con la formalidad civil,  y decretó la secularización de los cementerios.

El 27 de marzo de 1874, mediante el decreto 1876, declara a la Iglesia de la Santísima Trinidad de Caracas (construida con el apoyo económico de la familia de José Antonio Ponte) como Panteón Nacional para acoger los restos de los héroes civiles y militares de la patria.

Los Presbíteros Doctores Miguel Antonio Baralt y José Antonio Ponte viajaron a Santo Domingo en  1873 y le plantearon al Nuncio de su Santidad, Fray Roque Cocchia,  la situación en Venezuela  y  la ausencia de un Arzobispo  desde 1870.

El 3 de junio de 1873 Guzmán Blanco, con el decreto 1849, decide declarar vacante el arzobispado violando los derechos de Guevara y Lira y propone al presbítero Dr. Miguel Antonio Baralt  para ocupar ese cargo,  pero Baralt no aceptó, por lo que es expulsado. Propone entonces a Monseñor José Manuel Arroyo, pero el Papa no lo permitió.

El 21 de marzo de 1874 fue desterrado José Antonio Ponte junto a otros religiosos y fue a Puerto Rico, allí fue asignado al Curato de la Villa de Lares, donde nuevamente enfermó y su hermana logró que Antonio Guzmán Blanco le permitiera regresar.

La Santa sede designa a Monseñor Roque Cocchia para resolver el problema,  quien logra que el 17 de mayo de 1876,  renuncie el Arzobispo Silvestre Guevara y Lira después de 22 años de ejercicio, para permitir el nombramiento de un nuevo Arzobispo,  y  le propone a Guzmán Blanco, al Presbítero José Antonio Ponte para el cargo, quien lo aceptó y fue consagrado a la Iglesia de San Francisco en Caracas el 30 de noviembre de 1876.  Permaneció 7 años como Arzobispo hasta su muerte en 1883.

 José Antonio Ponte  siguiendo los acuerdos del Concilio de Trento, que establecía la creación de Seminarios para la formación de sacerdotes, y a pesar del cierre de estas instituciones, logra que Antonio Guzmán Blanco  le autorice a  establecer una  Escuela Episcopal que era un seminario disimulado, que aparece como escuela de San Antonio, la cual dio una importante cantidad de sacerdotes y constituye uno de sus más importantes aportes a nivel educativo como Arzobispo.  Ramón Pompilio Oropeza figura entre uno de los educadores que dicto clases allí. (Educadores Venezolanos. p. 100)

Debe destacarse que otros sacerdotes como: Monseñor Jesús M. Jáuregui con el Colegio sagrado Corazón de Jesús en La Grita, y Juan Pablo Wohnsiedler con el Colegio San Agustín en Barquisimeto, habían logrado evadir la disposición del cierre de seminarios, y en colegios privados de manera solapada, formaron religiosos.

José Antonio Ponte fue el sexto Arzobispo de Venezuela (1876-1883), el primero fue el Dr. Francisco de Ibarra en 1803, cuando la Bula del Papa Pio VII crea el Arzobispado de Caracas; el segundo fue el Dr. Narciso Coll y Pratt en 1810; el tercero el Dr. Ramón Ignacio Méndez en 1827; el cuarto el Dr.  Ignacio Fernández Peña en 1842 y el quinto el Dr. Silvestre Guevara Lira en 1853.
Emulando al Obispo Mariano Martí en 1772, José Antonio Ponte realizó visitas pastorales a varias regiones de Venezuela desde 1887 hasta 1883.

El aporte más importante de José Antonio Ponte lo constituye,  el hecho de poder resolver gradualmente las desavenencias entre Iglesia Católica y Estado como Señala Sosa Saa: “Su obra fue pues, obra de reconstrucción, de armonía i de gloria, obra magna, la cual merecerá siempre las bendiciones i las alabanzas de todos los que de verdad amen la religión i la patria.”  (p. 195) y continua: “La misión del Iltmo. señor Ponte estaba trazada de antemano por los acontecimientos. El debía poner sus talentos, sus virtudes i su prestigio al servicio del gran pensamiento de restablecer sólidamente la armonía entre la Iglesia i el Estado” (p.138) “…sirvió como medio de pacificación y armonía entre el poder civil y el eclesiástico….”

Con José Antonio Ponte terminó y desapareció toda desavenencia del Ilustre Americano y la Curia Romana y volvió la tranquilidad, logrando se relajara la presión anti-eclesiástica, a pesar de la puesta en práctica de los principios de la filosofía liberal junto a las ideas de la ilustración y el positivismo, con repercusiones en todas las instancias de la vida del país y del mundo. 

Estas ideas conllevan a una sociedad que busca avanzar hacia el progreso afianzada en la ciencia y en un modelo del liberalismo, dejando atrás las explicaciones religiosas y debilitando el poder que la iglesia católica había mantenido hasta entonces. Este es el contexto mundial y nacional en que se va a desenvolver y en el que tiene que mediar José Antonio Ponte.

Muchas de las medidas tomadas en contra de la iglesia durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco fueron derogadas durante los gobiernos de Juan Pablo Rojas Paúl y Juan Vicente Gómez, restableciéndose lentamente el accionar de la Iglesia católica, lográndose el ingreso de diferentes congregaciones a partir de 1890, que se dedicaron fundamentalmente a la educación.

Indudablemente, la preocupación por la educación del pueblo, conllevó a que donde quiera que José Antonio Ponte fuese ubicado para el ejercicio del ministerio religioso, allí fundaba una escuela, por lo que debe ser reconocido y valorado como uno de los individuos preocupados y ocupados en esta labor.

                Autora: doctora Yolanda Aris
                Cabudare, junio de 2015




Fuentes Consultadas

Fundación Polar.  Diccionario de Historia de Venezuela. Caracas, 

Mac.Pherson, Telasco A. Diccionario del Estado Lara. Histórico, Geográfico, Estadístico y Biográfico. Tercera Edición. Biblioteca de Autores Larenses. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas, 1981.  558 p.

Silva Falcón, Willinger. Anuario Biográfico del Estado Lara. Cámara de Comercio. Barquisimeto, 1999. 130 p.

Silva Uzcátegui. Enciclopedia Larense. Tomo I. Caracas, 1969. 505 p.

Sosa Saa, José Tomás. Ilustrísimo Señor Doctor José Antonio Ponte. VI Arzobispo de Caracas i Venezuela. Imprenta Gutenberg. Caracas, 1929. 206.  p.

Carrera Damas, Germán. Formulación Definitiva del Proyecto Nacional: 1870 – 1900. Cuadernos Lagoven. Serie Cuatro Repúblicas. Caracas, 1988. 129 p.

Sambrano Urdaneta, Oscar. (Coordinador). Educadores Venezolanos. MENEVEN, Caracas, 1981. 201 p.



                                                                                                         
  

Sosa Saa, José Tomás. Ilustrísimo Señor Doctor José Antonio Ponte. VI Arzobispo de Caracas i Venezuela. Imprenta Gutenberg. Caracas, 1929.